PROPULSARTE
En esa clasificación simplona –pero resolutiva– de fuerzas globales, como la de empujar y traccionar, no podemos olvidarnos de la más básica para nuestras piernas: la propulsión.
La habilidad y capacidad de nuestras piernas para propulsarte es muy compleja y está implícita en un buen puñado de gestos habituales, como caminar, correr, saltar, levantar un peso, etc.
Desde un punto de vista analítico, el problema es que lo más frecuente es reducir estas cuestiones en patrones demasiado simples, simétricos, para los que ambas piernas hacen lo mismo, en un recorrido relativamente corto y sin estimular la estabilidad.
Sin embargo, nuestra vida poco tiene de eso…
Por lo general nuestros patrones cotidianos son más complejos, asimétricos, inestables.
Luego pasa lo que pasa.
Si de verdad quieres comprobar si tus piernas pueden y saben propulsarte con vigor, es más que interesante recurrir a una forma en que todos esos componentes estén contemplados.
Por eso, el experimento para poner a prueba tu propulsión es el siguiente patrón –atención a las “trampas”.
TEST 11: Concéntrate y comprueba si puedes y sabes ejecutar UNA SOLA REPETICIÓN de esta propulsión, incluyendo esa parada momentánea con la rodilla en contacto con el suelo.
¿Has conseguido controlar la bajada o te desplomabas?
¿Qué tal el equilibrio?
¿Y eso de propulsarte desde parado?
Por cierto, ¿qué tal el pie de atrás?
¿Bajo control o él insistía en tocar el suelo y ayudarte ni que fuese un poquitín?
Esta sencilla prueba apunta hacia el vigor de propulsión de tus piernas, claro que sí.
Y también movilidad, estabilidad, control, coordinación.
Y después ya nos ves, “haciendo ejercicio” con máquinas o barras cargadas hasta los topes, como si la sabiduría de movimiento de nuestras piernas se redujera a cuánto peso pueden mover, a menudo en escenarios poco realistas, transferibles.
En cambio, intentas propulsarte así, a pata coja, en parado, sin impulsos, intentando mantener el equilibrio, y…
Quién sabe… Esto solo lo conoces tú y de ello puedes extraer las conclusiones que consideres oportunas.
Yo solo digo una cosa: tal vez, antes de levantar objetos externos, valdría más la pena poder y saber levantarse a uno mismo.