Ahora que has terminado el test y ya eres consciente de cuál es eso que hemos llamado tu «estado actual de movimiento» desde un punto de vista práctico, tangible, corporal, antes de seguir con el libro me gustaría que fueras consciente de dos cosas más.
La primera es una especie de resumen de lo que acabas de experimentar, y es que, en realidad, lo que has completado no son tests de movimiento así, a lo grande, diremos que «movimiento de verdad», sino experimentos en torno a las BASES del movimiento, los fundamentos que sustentan las posibilidades y direcciones de las que te hablaré enseguida.
Cuanto más viables y consolidados estén estos fundamentos, más posibilidades vas a tener a tu alcance.
Y sin embargo, para aquellos tests en los que la cosa tiemble, se tambalee, pues eso… Menos factible va a ser explorar ciertas direcciones.
Esto sería lo primero y lo primordial ahora mismo.
Pero hay más, podríamos llamarlo el segundo ejercicio de conciencia.
Fíjate en que, en lugar de hablarte de músculos o calorías o vete a saber el qué, cuando te he planteado cada test básicamente te he hablado de una acción (como colgarte, controlar, equilibrarte, coordinarte) y una serie de pautas para desafiar tu habilidad en torno a ella.
Es decir, te he invitado a realizar una serie de TAREAS de movimiento.
En realidad, cuando hablamos de movimiento lo que planteamos es precisamente eso, la capacidad y habilidad de tu cuerpo para llevar a cabo ciertas tareas, que pueden ser simples y analíticas, como estos tests, o complejas y más globales, como las diversas actividades que solemos practicar (carrera, deporte, yoga, artes marciales, escalada, fitness, danza, Pilates, etc.).
Aún así, después, cuando valoramos el estado físico de una persona, ya sea desde un punto de vista estético o en torno a su salud, ¿qué nos encontramos?
Estéticamente, bueno, ya lo sabemos… Tabletas por aquí, culos por allá, bíceps, un cuerpo tonificado y blablablá.
Y a nivel de salud, lo que suele valorarse es el rendimiento. O bien te colocan en una bicicleta a pedalear como un loco con una máscara y una máquina para medir tu consumo de oxígeno y tus pulsaciones, o bien te hacen pruebas extremadamente técnicas y analíticas sobre tu fuerza en un patrón muy concreto, con una máquina muy chunga o alrededor del rango de movimiento de una articulación super específica.
No se trata de juzgar si esto es bueno o malo, lícito o ilícito, o la moral que hay detrás de esta forma de enfocar las cosas.
Yo, como siempre, suelo preferir hacer preguntas…
¿Qué sentido tiene centrarse en las apariencias o las mediciones?
¿Significan algo a nivel cualitativo, realmente?
¿Dicen algo sobre cómo funciona tu cuerpo, su capacidad y habilidad para el movimiento?
¿Cómo estamos valorando la sabiduría y las posibilidades de movimiento en sí mismas?
Y más importante todavía, ¿cómo respondemos a esas valoraciones?
¿Centrándonos en ellas?
Qué guapo soy, qué tipo tengo, o mira qué récords he conseguido.
¿O realmente prestamos atención a cómo nos estamos moviendo aquí y ahora?
En fin, solo quería aprovechar este instante para recordarte que puedes hacer algo diferente, algo más que repetir y repetir ejercicios de fuerza, aburrirte a base de cardio mientras te motivas con historias épicas, o estirar y estirar sin saber bien bien para qué lo estás haciendo, sin encontrarle un sentido transferible, real.
Y al mismo tiempo puedes enfocar cualquiera que sea tu práctica en el propio movimiento. No en los resultados, los objetivos, los números, las apariencias y las demostraciones.
Puedes aprender a moverte, desde lo más micro a lo más macro, con coherencia y sensatez.
Y disfrutar de un cuerpo hábil, inteligente, autónomo y libre.
Este es el mensaje más importante que pretendía transmitirte a través de este Test, más allá de comprobar tu estado de movimiento actual.
No es un deber o una obligación.
Es una posibilidad.
Y un regalo.
¡PUEDES MOVERTE!
Y ahora ya, por fin, puedes continuar con el libro…