Me entrevista una periodista y me lo pone a huevo

Cuando a un “experto” en movimiento le preguntan cómo podrían cambiar estas cosas desde la política, la verdad, la cosa no suele acabar bien.

Ya veremos…

El otro día me entrevistó una periodista para La Voz de Galicia.

Cuando salga la entrevista ya la compartiré, supongo que un día de estos.

La entrevista fue muuuuy chula, de las mejores que me han hecho.

Laura, la periodista, se notaba que se había leído mi libro con detenimiento.

La entrevista estaba muy bien planteada y había un interés genuino.

Y no simplemente la intención de llenar una página más, que también lo hay.

Por eso luego no sé lo que saldrá, ojo.

Que los medios son los medios y sorpresas te llevas unas cuantas.

Pero ella estuvo bordada y nos lo pasamos muy bien.

Que, otro ojo, en realidad y al final de todo, es de lo que se trata, collons.

De sufrir y tener que y repetir y repetir y ser disciplinado y aparentar y tal no.

De pasarlo bien.

Eso.

En un momento de la conversación, justo cuando hablábamos sobre la cuestión de la diversidad y la complejidad y el papel que puede (o no) jugar el celebro durante el “ejercicio físico”, me contó que ella iba a nadar un par de días a la semana.

O sea, iba a la piscina y nadaba.

Hacía largos.

Uno para allá, otro para acá.

Así media hora o tres cuartos.

Igual que el que sale a correr media hora o tres cuartos, un paso detrás del otro.

O el que sale con la bici media hora o tres cuartos, una pedalada tras otra.

O un hámster en su jaula, rodando y rodando, dale que te pego.

Pero bueno, ella un poquito “mejor”, porque al menos cada pocos largos cambia de estilo.

Y va y me pregunta por eso de la diversidad y la complejidad y el celebro.

Y me lo acaba de poner a huevo.

Mira, Laura.

Te podría hablar en plan técnico, pero con lo que me acabas de contar lo vas a entender perfectamente.

Tú vas a nadar.

Y haces largos.

Uno para allá, otro para acá.

Así media hora o tres cuartos.

Como quien sale a correr, con la bici o en su jaula, dale que te pego.

(Ojo, que no hay moral detrás de esto. Se trata de entender qué le pasa a tu cuerpo y tu celebro cuando haces esto).

Al menos cambias de estilo.

Eso mola.

Pero, ya que preguntas, te pregunto.

Porque en realidad no creo que haga falta que te responda.

Tú ya conoces la respuesta.

Observa al cuerpo.

Observa a tu cuerpo mientras nadas, mientras se mueve.

¿Lo tienes?

Bien.

Fíjate bien.

No dejes de observarlo.

En lugar de ir a nadar y hacer largos para allá para acá media hora o tres cuartos,

imagínate que vas a jugar un partido de waterpolo.

¡Fíjate bien!

Observa de nuevo.

Nadar vas a nadar igual.

Bueno, le vamos a poner unas comillas.

Porque vas a nadar “igual” pero no vas a nadar igual.

Mientras nadas:

  • Vas a tener que cambiar de dirección constantemente.
  • Mirar dónde está la pelota.
  • Adivinar por dónde irá la pelota y tus contrincantes.
  • Tener presente cómo está distribuido tu equipo en la piscina, y el rival.
  • Coger la pelota, lanzar la pelota, robar la pelota, interceptar la pelota, ir tras la pelota.
  • Pelearte y darte patadas por lo bajini con el contrincante que marcas, o bajarle el bañador.

Y un laaaaaaargo etcétera tan diverso, tan complejo, tan variable, tan incierto, que jamás podría parar de escribir.

¿Has observado al cuerpo (y al celebro)?

¿Hace falta que hablemos de complejidad, diversidad, variabilidad, incertidumbre?

Bien.

Fuera del agua, sin material y en tu casa, un estímulo parecido pero con otros matices:

Locomociones – Muévete con inteligencia y disfruta de un cuerpo hábil

Rober

PD: ya que hablamos de agua, ¡un matiz fundamental! La gravedad, my friend. La gravedad. ¿Sabías que los nadadores profesionales sufren más osteoporosis que la población media? Ahí lo dejo, porque no es mi campo y porque es muy largo. Pero investiga, si quieres. Y piensa en la gravedad y lo que hace por ti.

PD2: para mover el cuerpo (y el celebro) lo más diverso, complejo, incluso incierto posible, arriba.