Lo que puedes aprender de mi error más reciente

Me he equivocado hace exactamente 9 minutos.

Y puedes aprender muchísimo de esto.

Mira.

Fácil.

Breve.

Rápido.

Atención.

Acabo de borrar del tirón 587 palabras.

Pam.

Ctrl+A.

Supr.

Fuera.

Esto ha sido un acierto.

No un error.

El error es este:

Había empezado bien, introduciendo la historia de un vídeo del famoso Dr. La Rosa que vimos en casa el otro día.

Hablaba sobre la rutina diaria ideal según la ciencia.

Y lo estaba hilando guay, con bromas intercaladas, un poco de provocación para no dormirnos y otros ingredientes imprescindibles para no caer en el sopor.

Y me he liado.

Me he complicado la vida como nunca con las cuestiones evolutivas, los ciclos circadianos, la (in)cultura del movimiento y lo borregos que somos al seguir los horarios impuestos por alguien ajeno a nosotros mismos.

En definitiva, reglas sociales que vienen de serie, que nadie se cuestiona y de las que es muy difícil escapar.

Sumado a tantas vueltas que no eran para nada necesarias, añádele el esfuerzo extra de tratar de ser riguroso, preciso, con tal de que el discurso tuviera el mínimo de fisuras posible.

En fin…

El correo estaba resultando extenuante, demasiado largo y complejo, y cada vez más incongruente con el propósito final que tenía.

Por no hablar de la media hora que me he tirado para escribir algo que acabaría borrando.

¡Tatatachááááán!

Exactamente igual que todas las mandangas que nos montamos con las cuestiones del ejercicio y la movilidad y la optimización y su pm.

Cuando es muuuuuucho más sencillo (que no simple, claro).

Mira.

Otra vez.

Es todo mentira.

Para gozar de una buena movilidad articular y por ende un cuerpo suelto, ligero, disponible para disfrutar de tu vida diaria sin restricciones ni molestias ni tensiones ni nada…

…no necesitas hacer ejercicio extra en tu agenda, ni pautado ni programado ni nada (tampoco).

Eso ha sido así durante toda la historia de la humanidad y de la vida hasta que los expertos se han inventado eso del “ejercicio” y su necesidad.

Que acaba resultando demasiado largo, demasiado complicado, demasiado extenuante, demasiado pensado.

No tengo tanto tiempo y me aburro…

¡Ojo!

Que el «ejercicio» no sea necesario no quiere decir que no se pueda utilizar como herramienta para recuperar ciertas aptitudes cuando el cuerpo está en modo piedra o alcayata.

Eso es otra cosa.

Pero cuando ya lo tienes, cuando ya disfrutas, para qué seguir con la artificialidad y la “disciplina” pautada.

Eso, paradójicamente, sería de cavernícolas.

Para ese cuerpo suelto, ligero, libre y que funciona bien, tengo un curso en el que desarrollas tu propia manera de integrar todo lo que tú necesitas en lo cotidiano.

¿Pasando por algo de “ejercicio”?

Por supuesto.

Aunque con un enfoque totalmente distinto, aclaro.

Y cuando ya lo tienes todo en su sitio y libre y disfrutas, se acabó.

Ctrl+ A. Supr. Fuera.

En el sentido de la movilidad articular y su cuidado, lo borras de tu vida.

Y de tu agenda y de tu tiempo y de tu energía.

Porque está integrado en tu día a día.

Como toda la vida.

El resto aquí:

Movilidad Natural

Rober

PD: entre muchas otras cosas, aprendes a usar el ejercicio como herramienta, para que el ejercicio no te use a ti como su esclavo. Arriba.