Podría habérmelo tomado mal.
Ella se llama María.
Forma parte del Goigroup.
Ese equipo de fisios y neuros y más cosas que siempre recomiendo cuando aparecen cuestiones de dolor.
Hace un tiempo completó uno de mis cursos.
No lo hizo solo para ella misma, sino para aplicar cositas que aprendió allí con sus padecientes y alumnos.
Que lo que hay dentro tiene tantísimas aplicaciones…
Cuando terminó, hablamos un rato.
Y en plena conversación, me suelta con actitud algo gruñona (pero con cariño):
–Verás, Rober. Es que yo el curso lo he hecho, pero no tal cuál lo propones tú. He ido un poco a mi bola. ¿Para qué tanta pauta? Es que a mí lo de la estructura me agobia un poco…
Luego yo le contesté.
Y después ella a mí.
Ahora lo vemos.
Bien.
Antes de nada, contextualicemos.
La gran “gracia” de cómo trabaja esta goigente con el dolor es que te lo destrozan todo.
Todas las creencias, todos los mitos, todos los relatos.
Y también todas las pautas.
Especialmente las que proponen todos esos expertos que fragilizan al ser humano y promueven que el dolor tiene como causa… no sé… una compensación, el chocolate, una inflamación, una “mala” postura, el estrés, que el sacro está “bloqueado”…
En fin, que muy amigos de las pautas no son.
¿Por qué?
Porque al final, en realidad, detrás de cada pauta hay dependencia, obediencia, necesidad de permiso y supervisión, miedo a “saltarse las normas” y tal.
Así que María y pautas… pues como que no.
Sigamos…
¿Qué hice yo?
Primero, reconocerlo.
Locomociones no es que esté lleno de pautas.
El curso es una gran pauta en sí mismo.
12 semanas.
24 sesiones.
Y alguna extra.
Cada una programada al detalle.
Tutoriales de 5 minutos hipermeticulosos.
Ahora haz esto, luego esto otro y después esto otro.
Tantas veces, tantos pasos, tantas series.
Así, siguiendo un plan, una pauta, una rutina, un programa, una estructura, te pasas 3 meses.
No quiero que pienses.
Solo que actúes, que te muevas.
Todo pautado.
Lo reconozco.
¡Ahora!
Dentro de tanta pauta, hay otras dos pautas que “no se ven”.
La primera es el propio proceso de aprendizaje.
Seguir tanta pauta no es un capricho para que sigas “mis” pautas.
La pauta la usamos como herramienta no para que luego repitas la pauta puatadamente, sino para que adquieras conocimiento y el cuerpo se adapte al estímulo que le estás dando, poquito a poquito, sin prisas.
Incluido también el desarrollo de la fuerza, la movilidad, la coordinación, el equilibrio, la memoria, la habilidad de secuenciar.
La segunda es que dentro de esas pautas sesión a sesión, hay una que se diferencia claramente de las demás.
Es una invitación, un empujoncito, cierta “presión”…
…para que día a día te sueltes, te dejes ir, te animes a improvisar.
Vaya.
Un “entrenamiento pautado” para que no sigas ninguna pauta.
Paradójico, ¿no?
Bienvenido a la realidad que se esconde tras la Matrix del movimiento.
–María, mira. Es que soy especialmente consciente de que la gente lo hacemos casi todo pautado. Los horarios, el trabajo, las comidas… No puedo aparecer directamente y cargarme todas las pautas. Por eso pauto tanto. Y, al mismo tiempo, también pauto saltarse la pauta, jeje.
–Sí, sí. Si estoy totalmente de acuerdo y lo entiendo. Y el curso me ha encantado. Solo era una confesión personal, que me he saltado tus pautas.
–¡Pero si eso es lo que quiero! Que todo el mundo se las salte, ¡jaja!
Y fueron felices y comieron perdices.
El curso pautado durante 3 meses para que sigas las pautas o para que no las sigas y sobre todo para que al final hagas lo que te dé la gana con tu cuerpo de tantas cosas que has aprendido y cualidades y habilidades que has desarrollado es este:
Locomociones – Muévete con inteligencia y disfruta de un cuerpo hábil
Rober
PD: con una “pauta” extra, mi soporte directo si lo necesitas, en texto y en vídeo. En el enlace.