Mensaje para mamás y papás y personas que van de culo todo el santo día

Esto pasó hace unos meses, en una fiesta de cumpleaños.

Era una de esas fiestas en las que te juntas con personas que hace mucho tiempo que no ves.

Con algunas hicimos cálculos y no lo hacíamos desde el 8 de marzo de 2020.

Eso es: justo cinco días antes de que nos confinaran.

O sea, hacía casi tres años.

Y en tres años pueden cambiar mucho las cosas.

Aunque, visto lo visto, en torno a las cosas más importantes las cosas no han cambiado nada.

Y la gente sigue con las mismas confusiones y tonterías de siempre.

Sobre todo las mamás y los papás y las personas que van de culo todo el día.

Ei.

Que no digo que sean tontas.

Digo que siguen con las mismas confusiones y correspondientes tonterías.

Voy.

Cuidado también, que esto podría parecer que va de medallitas.

De «mira qué guapo soy, qué tipo tengo».

Pero… a ver… que eso también mola.

Pero no va por ahí en absoluto.

De hecho, los comentarios que te contaré me importan tres pepinos, desde un punto superficial.

Pero bueno.

El caso:

Durante la fiesta tuve la misma conversación exactamente tres veces.

En mi caso fue con papis porque lo que suele pasar es que estas conversaciones se acostumbran a tener con personas del mismo sexo (o género, no sé).

Pero vaya, que se puede aplicar a mamis también.

Y las tres partían del mismo punto:

«​Jo der, Rober…

¡Cómo estás!

Estás delgado, fibrado.

Se te ve fuerte pero no demasiado. En tu punto.

¿Cómo lo haces?

Le tienes que dar caña a los entrenos, ¿no?

Yo es que con los críos y el curro…

Es que no puedo, ahora mismo voy desbordadísimo.

Pero tú, claro, es tu curro…

Y no fallas, ¿no?»​.

Luego yo me explicaba.

Pues mira.

No te lo voy a negar.

Que sí, que me encuentro fenomenal y, para qué disimularlo, aunque para mí es lo de menos, me veo fenomenal.

Pero todo lo demás te lo niego.

Rotundamente.

Lo siento.

(Emoticono del señor que levanta los hombros y las manos a los lados con cara de póker).

A ver.

Te pongo al día (en contexto), porque después de tanto tiempo puede que no lo sepas.

En los últimos tres años y medio me han pasado muchas cosas.

Supongo que como a ti.

Entre ellas hay dos que son clave:

  1. He sido padre. O sea, me ha acompañado una cría desde los cero hasta los tres años y medio, con lo que conlleva.
  2. Sigo siendo «pobre» (y autónomo). Cuidado. Un pobre de lo que dicen que es la clase media, afortunadamente; por eso las comillas. Pero vaya. Que sigo teniendo que trabajar y dedicar una parte importante de mi tiempo a mis negocios y proyectos.

En definitiva, no te vayas a creer que mi cosa es muy diferente a la tuya.

Incluido el ir de culo (de vez en cuando, a rachas), no dormir igual, no tener casi momentos de tranquilidad, etc.

Ya sabes.

Entonces…

A tu pregunta.

Y a mi «secreto».

¿Cómo lo hago?

Verás.

Directamente:

No hay ni deberes ni teneres que ni disciplina ni cumplir ni fallar ni entrenos ni nada de eso.

Lo sé.

Parece imposible.

Está tan incrustado en nuestro imaginario, incluso en nuestro «modelo modélico» de cómo deben ser las cosas, que parece que te quiera engañar.

Pero no.​

Precisamente, hablando de incrustaciones, he aquí mi secreto:

Lo esencial, lo primordial, lo fundamental…

Es decir, la movilidad articular y la fuerza más básica (empujar, traccionar, propulsar), está integrado en mi día a día.

Quiero decir:

No me llevan tiempo extra dedicado exclusivamente a ello.

No hay agenda para «entrenarlo», ni gimnasio, ni nada.

Hay un continuo, un impregnamiento cotidiano en lo que eso va surgiendo, aquí y allá, en varios momentos de la jornada.

Y mucho ojo con esto:

Sin plan, sin pauta, sin programa, sin disciplina.

Ocurre, sin más.

Y esto, precisamente esto, es lo que me libera de la necesidad de más tiempo, de la sensación de tener que ir más de culo si quiero «hacer ejercicio», del conflicto entre cumplir y fallar, etc.

Y me permite (man)tener este cuerpazo, claro.

Al dato.

Para llegar a esto, sí que me lo tuve que currar durante un tiempo.

Milagros a otro sitio.

Es como aprender a tocar la guitarra.

No se trata de ser un profesional.

Que yo lo que quería cuando aprendí a tocarla era poder pasar un buen rato con los amigos y ligarme a algunas nenas con mis cantatas.

Muy de persona mediocre, en la media, normalita.

Pero una vez está ahí, ya no hace falta seguir «practicando disciplinadamente».

Tocas y ya está.

Pues con la movilidad articular y la fuerza básica lo mismo:

  1. Si no las tienes, las practicas concienzudamente.
  2. Cuando ya las tienes, las usas en tu día a día y las disfrutas de por vida sin tener que entrenarlas.

Y de verdad que no hay nada más.

Bueno, corrijo… «Nada más…».

Como si fuera poca cosa.

¡Si esto es la leche!

Ya me entiendes.

Vale.

​Para lo de la movilidad, para ganarla y decirle adiós a tu cuerpo rígido, tenso, tocho, y después integrar una serie de cositas en tu día a día y olvidarte de «estirar» y otras mandangas, mírate Movilidad Natural.

En nada arranca un grupo.

Escríbeme para pre-reservar tu plaza (las inscripciones todavía no están abiertas, pero lo estarán pronto).

Para lo de la fuerza más básica, desarrollarla y mantenerla desde la suficiencia (lo justo y necesario para una persona normal, nada épico), y encima de manera ultraflexible y personalizable a más no poder (es justo de lo que se trata para poder concliarlo con tu vida), es Calistenia Minimalista – Antiprograma de Fuerza de Brazos y Piernas.

Y después a disfrutar de la vida.

Rober Sánchez

PD: en paralelo, hay temporadas en las que sí puedo montármelo para practicar más otras cosas «de movimiento». Justo por lo que te acabo de contar, (1) porque mantengo mi movilidad y fuerza de base sin dedicarles tiempo, y (2) porque lo hago sin necesidad de deber, cuando tengo estas ocasiones para el resto de mi práctica, lo disfruto a más no poder, con una sensación de paz absoluta, porque sé que lo más importante está cubierto de forma cotidiana. Es pura libertad.

PD2: insisto en que son dos fases, como aprender un idioma. Primero te apuntas a la academia, aprendes del profe, estudias y practicas y mejoras. No hay atajos. Pero luego, el resto de tu vida, la cosa cambia diametralmente. Usas tu inglés o tu francés o tu chino. Y se mantiene. Y te lo pasas bomba porque disfrutas de un montón de posibilidades sin «tener que» dedicarle tiempo extra ni ir más de culo. En los enlaces.