(Segunda parte y continuación del post de ayer).
A raíz de lo que me pasó el otro día de estar un ratito charlando con chatGPT3, primero acojonarme, después calmarme y finalmente entusiasmarme al adivinar no las posibilidades en sí, pero sí el hecho de que no nos podemos ni imaginar la de posibilidades que nos van a brindar las inteligencias artificiales para disfrutar más de la vida, lo comentaba con un amigo del gremio que andaba preocupado.
Y me preguntaba:
–Tío, Rober… ¿No te da miedo que todas estas posibilidades de interactuar con ello nos acabe dejando sin trabajo?
A ver, a ver, a ver.
No.
La verdad es que no.
¿Por qué?
Bueno.
Aparte de que las IA’s nos pueden ahorrar mucha faena que se podrá automatizar, y entonces nosotros tendremos más tiempo para crear, para explorar, para jugar, para inventar, para experimentar… ¿para movernos?
No tengo ningún miedo básicamente por un motivo:
Nosotros (mi colega y yo), como seres humanos, nos dedicamos a tratar con y enseñar cosas a otros seres humanos.
¿A través de máquinas, usando máquinas, aprovechándonos de las máquinas y su “inteligencia” para hacer de los procesos algo mucho más eficiente y barato?
Sí, por supuesto.
Pero sigue habiendo una clara diferencia entre nosotros y ello.
Por mucho “conocimiento”, por mucha información y por mucha capacidad de “razonamiento” y comunicación que tenga la IA, y una velocidad de procesamiento mucho más bestia que la nuestra, sigue funcionando en base a principios y “leyes” únicamente lógicas.
Y si algo caracteriza a la lógica (filósofos, matemáticos, físicos e ingenieros sabrán de lo que hablo), es que es simple no…
Simplona de cojones.
Por mucho que la puedas complicar, de compleja no tiene nada.
Y de ahí su gracia y cómo la podemos usar para deconstruir procesos (incluido el lenguaje) y usarla para automatizarlos a través de las máquinas, por cierto.
Pero la lógica es simple a más no poder.
Indiscutiblemente.
Y las máquinas son pura lógica, sin nada más.
Sosas, frígidas, vacías.
Como esos cuando hacen series de burpees y planchas abdominales y “ejercicio” por deber disciplinadamente, vamos.
Bien.
Esto lo tenemos claro.
Por otro lado, si nos paramos a observar “lógicamente”, en frío al ser humano, tardaremos mucho menos que una máquina lógica en concluir que, precisamente, de lógico no tiene nada.
Los humanos no somos lógicos, en absoluto.
Somos sensibles, cambiantes, caóticos, impredecibles.
Mentirosos, misteriosos, paradójicos y contradictorios a más no poder.
Tremendamente complejos – e ilógicos.
Y en esa “misión” (trabajo) de ayudarnos y transmitirnos “cosas valiosas” entre humanos, las IA’s están muy lejos de jugar un papel protagonista.
¿Roles secundarios, en segundo plano?
Muchísimos.
Pero por sí solas no van a tener nada que hacer.
Al menos hasta el día que se fusionen con nosotros –ahí ya cambiará la cosa.
Aunque este es otro tema y, si me pongo a jugar a futurólogo, intuyo que todavía falta bastante tiempo para que ocurra.
Entonces…
¿Miedo a perder el trabajo?
Para nada.
Porque no enseñamos “ejercicio” a otras máquinas, sino que compartimos, proponemos y desarrollamos movimiento entre seres humanos.
Los que recetan lo de “hacer ejercicio” sí que están jodidos, porque las IA’s lo harán muy pronto, y mucho mejor que ellos.
Pero con lo del movimiento (lo de vivir) no podrán.
Así que, lo dicho.
Si no eres un robot y quieres disfrutar de tu complejo cuerpo, versátil, adaptativo, hábil y capaz de moverse de maneras que ni te puedes imaginar (porque te han adoctrinado con lo del ejercicio durante décadas), puede que te interese esto.
*Sobre todo Locomociones, Invertidas y La Práctica.
Cursos del Laboratorio de Movimiento
Rober
PD: en el universo Matrix cualquiera de la muchedumbre podía convertirse en el agente Smith y, siendo “humano”, volverse contra la propia humanidad. Supongo que tú estabas del lado de Trinity, Neo, Morfeo y compañía. Para no moverte en contra de tu propia humanidad a base de “ejercicio”, es en el enlace.