Cómo engancharte a hacer el ridículo

A menudo explico mis ridículos, porque hay tesoros en ellos.

Dos de los míos que tal vez te suenen, de esos que te cambian la vida:

1

Cuando allá por 2015 una anciana japonesa dejó en evidencia mi pobre movilidad natural, mientras sufría.

Ella no, que sonreía al sentarse sobre sus talones y rodillas desnudas.

Era yo quien sufría al intentarlo.

2

Cuando más o menos en la misma época, una amiga bailarina me pidió que le enseñara a «entrenar» y al final acabó ella enseñándome a moverme porque me di cuenta de que no tenía ni idea, por muchos títulos y certificados y «conocimientos».

¿Ves las lecciones aquí?

¿Vamos por otra?

David me escribe:

«Yo pensaba que iba a pasarlo mal con las verticales y las ruedas.

Y los pivotajes lo veía como algo ridículo.

Después de practicar, me he dado cuenta de que el ridículo lo hago yo cuando intento pivotar como tú (ya sé, siempre dices que no nos comparemos, pero es inevitable).

Hay mucho curro por hacer en este sentido, y no veas lo que me han enganchado».

Una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez:

Donde hay más chicha, más estímulo, más desafío, más motivación, más riqueza…

…es en lo que no sabes hacer.

Lo que ya conoces y has repetido millones de veces solo pro-mueve una cosa:

El encefalograma plano cerebral —y corporal.

La chicha y la vida y el movimiento son aquí:

La Práctica. Exploración — Aprendizaje — Diversión

Rober

PD: el ridículo, el miedo, ciertas resistencias son las que marcan la X en el mapa del tesoro. Es ahí. Justo ahí. En el enlace.