Si en 1996 lo hubiera sabido.
En casa ha arrancado la temporada de verano.
Y cambiamos los hábitos.
Porque no hay nada peor que un hábito al que te habitúas.
Deja de servirte para pasar a servirle tú a él, obediente, disciplinado.
Por eso en casa los cambiamos constantemente.
Y ahora acabamos de cambiar, entre otros, este.
Retomando lo que ya hicimos el año pasado.
Después de cenar, como todavía es de día, nos quedamos en la terraza al fresco.
Saco la guitarra y toco y cantamos.
Flojito, para no incordiar.
Y a mi hija le gusta tanto.
Y sienta tan bien.
¿Es necesario e indispensable para vivir?
No.
Pero es que es un poco cutre eso de hacer solo lo justo y necesario, lo mínimo, ¿no?
Imagínate que lo hubiera dejado como cuando empezó.
Fue a los 16, hace casi tres décadas.
Y empezó pues por lo que empieza cualquier cosa de este estilo a esa edad.
Quien diga lo contrario es un embustero.
Me saqué More than words, baladón de Extreme.
Y triunfé.
Suqué el melindro, que decimos por aquí.
¿Suficiente?
Por aquel entonces, más que eso, diría.
Pero si lo hubiera dejado ahí, en lo mínimo, hoy caca de la vaca.
Decidí seguir.
Aprender a tocar, lo básico pero de verdad.
No “memorizar” una canción.
Y ampliar mis recursos y habilidades con la guitarra.
Enriquecerme y culturizarme en música sin pretender ser músico, vaya.
Y siendo normalito, nada del otro mundo, poder enfrentarme a cualquier tema (bajándolo a “nivel mediocre”, mortal).
Y hasta hoy, que puedo tocar con mi mujer y mi hija en el balcón antes de ir a dormir lo que ellas me pidan.
Qué vida.
Para darle vidilla a tu columna (y tu cuerpo), mucho más que lo necesario es aquí:
Curso de Movilidad de Columna. Liberación – Control – Fluidez
Rober
PD: mucho más, no. Infinito. No lo dudo. Es en el Módulo 8. ¿Te imaginas que te miento y llegas y es mentira? ¿Cómo podría jugármela así? Insisto: infinito, hasta dónde tú quieras.
En el enlace.