Anexo 6.1 del proyecto Cómo moverte con un bebé (o una vida de alta demanda).
*Sobre todo para quien tenga conflictos, fricciones, problemas con practicar X todos los días…
Visto lo visto hasta el momento, y sin haber visto lo que vendrá (que tiene tela), como soy perro viejo en esto y huelo a la legua las resistencias y objeciones habituales de algunas cabezas y cuerpos, no puedo (ni quiero) evitar dejar ir mis dedos…
Y pienso en Joan Junior.
Un tipo con el que me cruzo cada día en la puerta del local de al lado de mi casa.
De unos treinta años, Dockers y camisa, barbita bien cuidada, iPhone en mano y ojeras de caballo. Se nota que «tiene estudios». Y lo apunto porque lo que voy a contar suele concebirse como algo propio de «garrulos», «chonys», personas con «familias desestructuradas»… pero nada de eso. Los «pijos» también caen en estas cosas, como todo quisqui, como yo.
Entonces, Joan Junior, me cruzo con él cada día.
Cada día a la misma hora, cuando salgo con Abril hacia el cole.
Llega sobre las 7:50 en su Cupra recién estrenado. Trabaja en la oficina de una empresa pequeñita. Es de su padre, a quien conozco.
Y cada día a la misma hora haciendo lo mismo…
Fumándose un porrito.
Ni juzgo a Joan ni juzgo al porrito.
Todos tenemos nuestras vías de escape.
Quizá «tanto» movimiento (que no ejercicio) sea la mía.
La mente se me va a todas esas cabezas descorporalizadas (sin juzgar, de nuevo) que se puedan encallar en la idea de que la PRÁCTICA DIARIA y el movimiento integrado que he descrito estos días es un tanto «obsesiva».
O, vete a saber, patológica, enfermiza, «ortoréxica» -si habláramos en términos dietéticos.
Bueno…
A lo largo de los años lo que he visto es que, de alguna manera, todos nos obsesionamos con cosas.
Dependiendo de las obsesiones que practiques, especialmente las que practicas cada día y de manera inconsciente, pues tu vida es una u otra.
Y para lo que nos incumbe estos días más, teniendo en cuenta una GRAN obsesión cultural imperante:
El no-movimiento, el sedentarismo, la parálisis convencionales.
(Obviamente, no estoy hablando solamente del «movimiento mecánico» del cuerpo, la falta de «ejercicio»).
Creo que, aunque estoy abierto a mi propia equivocación, el movimiento que planteo por las mañanas de buena mañana todos los días como PRIMER movimiento, así como el movimiento integrado, tal como vimos el otro día comprendido como unos fundamentos fundamentalísimos (y muy moderados, por dios) de:
- Auto-conciencia
- Vitalidad
- Reconexión
- Vigor
- Naturalidad
…son una buena obsesión, si quieres mirarlo así.
Al fin y al cabo, son el reconocimiento y la materialización de uno de los pocos hechos que podemos afirmar como certeza:
Somos seres vivos con la posibilidad de darnos cuenta de que nos damos cuenta, de ser conscientes de que somos conscientes, utilizando ineludiblemente como vehículo vital el propio cuerpo que, para más «tocada de narices», tiene como pilar de funcionamiento «interior» y relación con el «exterior» (como todo lo viviente) el movimiento.
**Qué «putada», ¿verdad? «Tener que» moverse… Con lo guay que sería ser un ordenador con patas…
Pues diría más:
Estoy convencidísimo de que si pillara a Joan Junior completamente sereno, después de una mini-práctica matutina conmigo, además de encontrarse de puta madre y no apetecerle el porrito de las 9, reconocería que la suya no es una buena obsesión, ni que fuera por unos instantes y a pesar de los «beneficios» a los que apuntan algunos estudios científicos.
Luego, está claro, dependiendo de mil cosas que se me escapan, se movería hacia un lado o hacia otro, quién sabe.
Y está bien así.
Siempre está bien.
Total, puedo estar completamente equivocado.
Rober Sánchez
PD: de hecho, ahora es cuando llega mi amigo el porreta y me suelta «tío, Rober, tanto ser consciente y no te das cuenta de que justo lo que pasa es que es mucho más fácil. Si te fumaras un porrito todos los días no te haría tanta parafernalia de movimiento para alcanzar según qué estados de conciencia». ¡Jaja!