Primero esto

NO ME ENSEÑES TUS MÚSCULOS;

ENSÉÑAME QUÉ SABES HACER CON ELLOS

¿Listo para odiarme?

Te recomiendo pensar en frío y dejar las ofensas a un lado.

Si quieres moverte bien, necesitas comprender algo que deberían haberte explicado el profe de educación física o el monitor de turno al apuntarte gimnasio.

Pero es que ni ellos mismos lo saben. Y así nos va.

Son dos cosas:

Puede parecer de cachondeo o como si me estuviera burlando.

Pero te aseguro que tener presente esta clasificación, aunque pueda escocer, es la mejor guía para orientarte y saber cómo moverte ahora mismo.

Dicen que lo que pica cura.

Los cuatro tipos:

1. El cuerpo tocho

No puede moverse porque sus articulaciones están oxidadas, acartonadas, rígidas.

Sabes que está cerca solo escuchando: ñigui, ñogui, ñigui, ñogui.

2. El cuerpo flan

Tiembla a la mínima exigencia, fruto de su debilidad y desconfianza en sí mismo.

De hacer algo de ejercicio, suele optar por el cardio y poco más.

Lo miras y lo ves: se va a desmontar en cualquier momento, como un castillo de naipes.

3. El cuerpo atontado

Este es mi favorito… Madre mía…

Muy entrenado, muy preparado, muy en forma.

Prototipo fitness -> ni pajolera idea de CÓMO USAR tanta condición física.

¿Habilidad, conciencia, coordinación, equilibrio, fluidez? ¿Eeeeiiinnnn? ¿Lo cuálo?

Los gimnasios están plagados.

*Y ojo con los combos tocho-atontado y flan-tocho, los más populares…

Luego hay otro cuerpo, el cuarto, el deseado.

Y no es el cuerpo sedentario: ese es tocho, flan y atontado al mismo tiempo.

Hablo del cuerpo flexible, fuerte y hábil, todo a la vez.

El cuerpo que incluso mi mayor hater, aunque le fastidie reconocerlo, quiere tener.

EL CUERPO QUE PUEDE Y SABE MOVERSE DE VERDAD.

Esto, si te paras a pensarlo, puede estar ahorrándote un montón de dolores de cabeza (y de cuerpo).

Pero hay más.

Porque después está la segunda cosa (todavía más cutre).

OJO:

Antes aclaremos algo.

Como hablo de movimiento, hay quien se despista o se confunde con esto.

Yo NO soy fisio.

Y desde 2017, después de catorce años trabajando como tal, tampoco entrenador personal.

¿Esto quiere decir que no soy nada?

Sí, conyo.

Soy Rober (Sánchez).

43 años, de Barcelona, papi de Abril y dos décadas currando con personas y sus cuerpos.

Ya haciendo de entrenador vi lo pobre y limitado de aquello, y empecé a estudiar, investigar, explorar distintas disciplinas de movimiento.

Parkour, yoga, escalada, Pilates, danza, Feldenkrais, gimnasia, circo, artes marciales…

Englobando el cuerpo en el marco más grande posible: el movimiento.

De este enfoque saqué y sigo sacando cosas con chicha.

Y las promuevo, las divulgo, las enseño, las propongo.

Siempre aplicables para PERSONAS NORMALES (como tú).

**Nada de épica, “alcanzar tu mejor versión” y otras bobadas.

¿Y cómo hago todo esto?

A través de mis correos diarios.

Se los envío a mi lista de suscriptores con consejos, reflexiones y propuestas para ir soltando lo de “hacer ejercicio”

Ni que sea por respeto.

¿Ejercicio?

No, no. Eso es cosa de alcayatas, flanes y robots.

MOVIMIENTO.

Para recibirlos solo necesitas un email y una contraseña:

*Puedes darte de baja en cualquier momento. Jamás hago spam y cumplo con el Reglamento General de Protección de Datos. Todo está protegido y amparado por la ley. Al suscribirte, recibirás un primer correo para confirmar tu cuenta.

Atención, que esto es más cutre todavía:

“Hacer ejercicio” no te va a sacar del pozo.

Lo de los gimnasios, lo de los expertos, lo de los estoicos esos de Instagram va a empeorar la situación.

De caer en la trampa del “ejercicio físico”, todavía te vas a enredar más.

Sobre todo en la tochura y el atontamiento de cuerpo.

No me lo invento yo.

Solo abre los ojos, siente el cuerpo y fíjate un poco.

Es lo que es.

***De hecho, también te puede servir ver la cantidad de disciplina, sacrificio, “fuerza de voluntad” que necesitas invertir para hacerlo tolerable y sostenible.

****Es más, solo tienes que fijarte en la cantidad de veces que lo has tenido que interrumpir, te has sentido culpable, has tenido que “luchar” de nuevo, y así un bucle infinito de frustración, sopor y deber.

Vale.

Pues para salir del pozo, puedes apuntarte con tu email y una contraseña:

*Puedes darte de baja en cualquier momento. Jamás hago spam y cumplo con el Reglamento General de Protección de Datos. Todo está protegido y amparado por la ley. Al suscribirte, recibirás un primer correo para confirmar tu cuenta.

Verás:

Hace más de quince años, cuando estaba a punto de cumplir los treinta, todavía trabajaba como entrenador personal en mi propio centro de entrenamiento, en Barcelona.

A mis socios y a mí nos iba muy bien: agenda llena y buen sueldo.

Pero me di cuenta de un par de cosas que me empujarían a dejarlo y cerrar.

No podía soportarlo.

1

Tanto yo como mis clientes, por mucho ejercicio que hiciéramos y muy en forma que estuviéramos, teníamos el cuerpo más tieso que una alcayata.

Por no hablar de la falta de agilidad, habilidad, gracia, soltura y cierta elegancia al movernos, fruto de nuestra rigidez y oxidación articular.

De tanto repetir y repetir ejercicios lineales, artificiales, monótonos y simplones, nos movíamos como robots.

2

Estaba fracasando y la idea de “hacer ejercicio” empeoraba el lío.

Yo, que como entrenador pretendía ayudar a mis clientes para que fueran autónomos y competentes para moverse con libertad y disfrutar de la vida, sin darme cuenta facilitaba lo contrario.

Y solo hacía que alimentar un hecho gravísimo:

Que se ejercitaran como máquinas dependientes y obedientes, sedientas de instrucción, supervisión, “control”.

Con lo chulo que es gozar de la libertad real y la posibilidad humana de movimiento en toda su plenitud.

Si quieres disfrutar de un cuerpo que se puede mover de verdad y dejar de ser un Hombre de Hojalata, un Blandi Blub o un Robocop andante,

(o las tres cosas)

apúntate aquí:

*Puedes darte de baja en cualquier momento. Jamás hago spam y cumplo con el Reglamento General de Protección de Datos. Todo está protegido y amparado por la ley. Al suscribirte, recibirás un primer correo para confirmar tu cuenta.

Con esto acabo.

Es altamente probable que en algún momento de tu vida, seguramente en la adolescencia, el “sistema” y la (in)cultura de movimiento te convencieran de que lo único que “necesitas” y “tienes que” o “debes” hacer es deporte, ejercicio, ir al gimnasio, salir a correr, acumular cientos de repeticiones de ejercicios monótonos y repetitivos.

Te mintieron.

(Y tú, en el fondo, sabes que algo no encaja con eso).

PUEDES MOVERTE.

Si te suscribes a mi lista, te explicaré cómo.

*Puedes darte de baja en cualquier momento. Jamás hago spam y cumplo con el Reglamento General de Protección de Datos. Todo está protegido y amparado por la ley. Al suscribirte, recibirás un primer correo para confirmar tu cuenta.

—Rober, paso de tu lista y tus correos. Quiero leer tu blog.

Vale. Sube al menú y dale a Blog.