Por qué invertidas y no verticales. Primera parte. Movilidad

Mira.

No voy a darle muchas más vueltas porque con el título ya puedes intuir por dónde irá este correo.

Puedo garantizarte que vas a aprender un montón con lo que vas a leer.

Incluso aunque no te interesen ni las invertidas ni las verticales.

Primero y muy breve, un poco de historia, de contexto personal.

Seguramente ya sabes que, dentro del marco de persona normalita (ni profesional ni de la élite ni del circo), las verticales se me dan bastante bien.

No ha sido por casualidad, obviamente.

No había plantado una vertical hasta los 36 años.

De hecho me daba un terror horrible cualquier cosa que implicara ponerse y moverse bocabajo.

Así que ni había experiencia ni ha habido milagros.

Lo único: determinación y muchísima dedicación durante varios años.

Tal vez demasiada (ojo con esto, que lo desarrollaré en la tercera parte, pasado mañana).

Ahora mismo practicar verticales como tal ya no las practico desde hace meses.

Les dedico una o dos sesiones al mes como mucho, en “modo mantenimiento”.

Eso no quiere decir que no me mueva bocabajo. Al contrario. Lo hago a diario. De otras maneras.

Pero ya he tenido suficiente de verticales.

Las he desarrollado hasta donde he considerado oportuno.

Recuerda: es importante que cada cual determine su propia práctica.

El qué, el cómo, el cuándo, el cuánto, el porqué, el para qué…

Y el hasta dónde. Los techos. La suficiencia.

Entonces, la gran pregunta que me está llegando estos días.

¿Por qué invertidas y no verticales?

Y ahí viene mi respuesta en tres partes.

Hoy la primera: por la movilidad.

Verás.

Mi experta intuición (en otras cosas soy el más humilde de todos, pero cuando soy bueno en algo tampoco me escondo ni voy a dármelas de falsa modestia) me dice que el 99% de las personas que estáis por aquí y del mundo entero NO tenéis la movilidad mínima necesaria para practicar verticales como disciplina.

Para jugar y hacer un poco el cabra sí, siempre.

Para eso no hay requisitos (por mucho que los expertos nocébicos insistan en meter ese tipo de miedo).

Pero para practicar en serio y con cabeza, y ahí soy yo el que mete miedo muy a conciencia, no.

No tenéis la movilidad necesaria.

La práctica de verticales para la mayoría de nosotros, personas adultas y normalitas, empieza sobre todo por dos sitios:

1 Cimentar un nivel de fuerza y movilidad considerable alrededor de manos y muñecas.

Piensa que no solo van a soportar todo tu peso corporal, sino que van a jugar algo así como el mismo papel que tus pies cuando estás de pie.

Anécdota personal: como yo ya sabía por dónde iría la cosa, me pasé 7 meses fortaleciendo diariamente mis muñecas antes de lanzar mi primera vertical al aire.

Con eso te lo digo todo.

2 Ganar fuerza, control y movilidad de hombros en una posición especialmente comprometida para ellos: la flexión máxima (brazos extendidos por encima de la cabeza).

También no solo soportando todo tu peso corporal, sino que jugando algo así como el mismo papel que tus caderas cuando estás de pie.

Compara estructuralmente tus hombros con tus caderas y observa las diferencias.

Imagínate el curro que conlleva que tus hombros se comporten como tus caderas cuando no son caderas.

Conclusión.

Si quieres aprender a hacer la vertical vas a tener que pasarte meses, ¡meses!, practicando a diario, ¡a diario!, es decir, soportando tu peso corporal bocabajo y haciendo correcciones constantemente.

A la larga pequeñas y sutiles correcciones.

Pero AL PRINCIPIO grandes y bruscas correcciones.

Sobre todo desde manos, muñecas y hombros.

Para estarte “quieto”, sin moverte, manteniendo una vertical.

En mi opinión, demasiada inversión para tan poco beneficio.

15’’ manteniendo una maldita vertical.

Y fíjate.

Más si tienes en cuenta esto:

Puedes enfocar el arte de moverte bocabajo desde otro ángulo que puede ser mucho más rico y estimulante, en términos de movimiento.

Y divertido, sostenible, accesible y tolerable para la mayoría.

Y encima facilitándote muuuuuucho el camino en el caso de que un día te dé por las verticales (también en lo de la movilidad).

Ese otro ángulo es el de este curso:

INVERTIDAS – El arte de moverte bocabajo

Rober

PD: por favor, no te quedes con que las verticales son una basura, que no. Es una práctica más que interesante y que recomiendo. Solo trato de transmitir cierto grado de orden y coherencia. Tal vez algún día te proponga aprenderlas. Como primer (ni segundo ni tercer) paso, no.

PD2: primero lo primero. Arriba.