A ver.
Al grano.
Esto de los ruidos corporales podría complicarse mucho.
De hecho, es muy complejo.
Como todo lo relacionado con el movimiento.
Por lo que no esperes una tesis en un mini-artículo como este.
Ahora.
Una especie de sentencia en plan gurú.
Puedes investigar sobre ello si quieres, por no moverte solo en base a cierta fe en mí.
El cuerpo hace ruidos.
Siempre.
Y el 99% de los ruidos en el 99% de las personas no significan nada «malo».
Ojo.
Una cosa curiosa que pasa cuando te mueves prestando más atención es que escuchas más ruidos.
Pero no es porque haya más ruido.
Sino porque prestas más atención.
Otro ojo.
Cuando vas al osteópata o al quiro y escuchas un crec y te sientes liberado, en realidad nada ha vuelto a «su sitio» porque estaba «mal colocado» o «bloqueado».
Bien.
De todas maneras, esos ruidos que no significan nada «malo» sí pueden significan algo.
Que la circulación alrededor y dentro de una articulación… pues… sep sep.
Y que la circulación alrededor y dentro esté sep sep… pues… bueno… no es interesante.
Porque la circulación es la que se encarga de:
a. Aportar oxígeno y nutrientes alrededor y dentro de la articulación.
b. Llevarse la porquería que se genera alrededor y dentro de la articulación.
De alguna manera que en lo profundo es poco precisa y reduccionista,
pero que acostumbra a ser muy útil para entenderlo,
puedes imaginar que tu articulación es como una bisagra,
y que lo interesante es tenerla bien engrasada, lubrificada.
Obviamente, el «ruido» te da pistas sobre tus niveles de aceite.
Guay.
¿Cómo hacer que no suenen como carracas?
Creo que ya lo intuyes.
Y ciertos hábitos integrados en el día a día se pueden encargar de ello sin necesidad de «entrenar», «estirar», «hacer ejercicio» y otras mandangas.
Es una de las cosas que desarrollamos y consolidamos aquí: Movilidad Natural.
Rober
PD: ¿Ñigui ñogui? No. Silencio y suavidad, engrasamiento, soltura. En el enlace.