Es época de puertas abiertas en los coles.
Ayer visitaba uno que está a un par de calles de casa, pensando en la matriculación de Abril para el año que viene.
Y fui testigo de una cagada de campeonato por parte de una de las profesoras que guiaba la visita.
Fue con sus rodillas.
Aunque se puede extrapolar a cualquier parte del cuerpo, o al cuerpo entero.
Es un error gordo como una catedral que se repite demasiado entre muuuuuchas personas.
Espero que no seas una de ellas.
Pero, por si acaso, te cuento.
Sobre todo para que no lo cometas cuando pienses en la salud y la longevidad de tus articulaciones más preciadas.
(Incluyo un mini-manual sobre cómo cuidarlas).
En el grupo que visitábamos el cole, había una mami embarazada.
Intuyo que le quedaba poco.
Estaba a punto de estallar y le costaba caminar.
La profe, de unos 56 o 57 años, se la queda mirando.
Y le dice:
«Mira.
Vamos a subir hasta la cuarta planta y desde allí iremos visitando planta por planta, de arriba abajo.
¿Cómo lo ves?
Si no lo ves claro, mientras el resto sube por las escaleras, tú y yo podemos usar el ascensor.
Y ya de paso, así cuido mis rodillas…».
Para más guasa, cerró la última frase con risitas.
Yo me quedé un poco parado.
Primero porque tuve la esperanza de que la muchacha embarazada le dijera que no.
Pero bueno, tal como estaba, entiendo que accediera.
De todas maneras, como el ambiente era bastante distendido y a mí se me quita mi introversión cuando emerge una cosa de estas, me lancé:
—Pero… ¿Estás fastidiada de las rodillas?
—Qué va, qué va, cariño —me contesta como hacen todas las mujeres de esas edades, supongo que porque todavía tengo cara de niño —Pero es que tanto subir y bajar escaleras, ya sabes, a mi edad me canso y quiero mimarlas —y vuelve a cerrar con risitas.
Yo sonrío también, amable y cortés, y pienso para mis adentros…
Cariño, es justo lo contrario, es justo lo contrario…
Dos moralejas, venga.
Una sobre las escaleras, concretamente.
Y otra acerca del error de bulto.
1 Escaleras
Dadas las circunstancias, tener un trabajo en el que tienes que ir de aquí para allá y, entre otras cosas, te ves obligado a subir o bajar dos o tres plantas de escaleras (por Dios, que no es un rascacielos) una vez por hora…
…léelo bien…
…es un privilegio.
Especialmente si lo comparas con quien tiene que trabajar quieto, ya sea de pie o sentado, durante toda su jornada.
Aprécialo.
Porque, además, es un montón de movimiento integrado que cubre una parte importante de tus necesidades de movimiento.
2 Rodillas (y cualquier otra articulación)
Tus articulaciones se adaptan y se nutren del estímulo que les das —y del que no les das.
Si no les das, ni se nutren ni se adaptan.
Y pierden sus capacidades y se deterioran más de lo determinado por el tiempo y se vuelven inútiles y envejecen precozmente.
Si les das, todo perfecto y maravilloso dentro de las leyes cronológicas de la biología.
En el ejemplo de las rodillas y las escaleras:
Si quieres “cuidar” tus rodillas para que puedan seguir caminando y subiendo y bajando escaleras, debes seguir caminando y subiendo y bajando escaleras.
Aunque te canses, que cansarse está bien.
Al revés, no es que no funcione.
Es que prepárate para un envejecimiento precoz, insisto, en este caso, de tus rodillas.
Bien.
Ahora que lo comprendemos…
Cómo cuidar de tus articulaciones en tres pasos:
a. Muévelas con frecuencia.
b. Muévelas diversamente (no siempre igual).
c. Muévelas exponiéndolas a un estímulo de un cierto grado de complejidad (cosas «difíciles», no lineales como si fueras un robot).
Todo esto lo puedes hacer en el día a día.
Para aprender, profundizar e instaurarlo como un hábito cotidiano, tengo este curso:
Rober
PD: ojo con el contexto. Estamos hablando de subir o bajar dos o tres plantas por hora durante 8 horas. No el Empire State. Eso lo abordaríamos diferente.
PD2: para una vida activa, rica, estimulante sin necesidad de ir al gimnasio, porque lo cubres todo en el día a día, que es mejor, es en enlace de arriba.