Pobre perra.
Gran lección de movimiento.
Primera hora de la mañana.
Voy caminando con la mía, mi chihuahua, Lula.
Y me fijo en ella.
Una chica que pasea a la suya.
Una bulldog francesa.
Caminan tranquilas.
La perra se para a cagar.
La chica espera.
La perra termina.
La chica se agacha para recoger la caca.
Se incorpora, se gira (intuyo que buscando una papelera) y…
¡¡¡PUUUUUUM!!!!
Hostión en toda la cara.
Se pega un tortazo de campeonato con una farola que, claramente, no había situado y mapeado previamente en su espacio corporal y alrededores.
Pobre perra –enseguida entiendes por qué.
¿Qué podemos aprender de esto?
Tres cosas.
Me escribe Ricardo en su reporte de la Semana 3 de Movilidad Natural:
«No sé cuánto habrá de real o sugestión, pero la sensación de conciencia corporal durante el día ha estado más presente.
No todo el rato, claro, pero más presente de lo habitual, que me puedo pasar horas sin darme cuenta de cómo está mi cuerpo, y parece que estos días estoy algo más atento».
Las tres cosas:
1. Lo de sugestión o realidad, por lo que leo por ahí sobre neurociencias, es más o menos lo mismo. Así que no es tan importante. ¿Qué experiencia, qué vida tienes, sientes?
2. Secuencia -> Más conciencia corporal, más presencia, más atención, más conexión con el cuerpo, el espacio y la vida. Es lo que hay.
3. Más de lo habitual, porque ANTES habitualmente podían pasar horas sin darse cuenta.
Sin atender.
Justo como la chica de la farola.
Y, de seguir así, en un momento inesperado…
¡TORTAZO!
No hay garantías.
De no pegarte ningún “tortazo”.
Eso sería insultarte en la cara.
Pero sí hay probabilidades.
Menos. Muchas menos.
Cuánto más hábito de atención, menos tortazos habitualmente.
Para reconectar, atender, ser consciente habitualmente (entre otras muchísimas cosas), atiende aquí:
Rober
PD: ¡No me olvido de la perra…! La perra se llevó una bronca, pobrecica… Porque “obviamente” la culpa era suya, de la perra, por haberse parado a cagar. En fin…
PD2: ojo, que atender no tiene nada que ver con vigilar. Vigilar suele complicar las cosas. Lo explico en la Semana 0, en la lección sobre DOLOR. No hace falta vigilar las farolas mientras paseas. Simplemente atender.