Hoy no hay “trucos”.
Hablaremos de movimiento puro y duro, sin metáforas ni anécdotas.
Enmarcaremos muy pero que muy bien los conceptos de flexibilidad, movilidad y movimiento.
Toma papel y boli, que vienen un montón de lecciones.
Lo dejaba caer antes de ayer al hablar sobre el yoga y el Pilates.
Esto es muy habitual.
Más en estos círculos.
A ver… Mucho menos común que ser un tocho inflexible, cuidado.
Esto es lo prevalente y lo que hace la cosa más urgente, para ponerse las pilas con el tema ya mismo.
Pero sí.
Se puede ser flexible y tocho al mismo tiempo.
Y es algo muy frecuente, cómo no, en actividades en las que la flexibilidad ocupa un lugar protagonista.
O para cuerpos predispuestos biológicamente a ello (el sexo femenino gana por goleada).
De ahí que tantos cuerpos flexibles y tal se comporten como aquellos mocos verdes…
¿Cómo se llamaban?
¡Blandi blubs!
Un flan también sirve.
Sin entrar en detalle sobre los riesgos (de desmontarse) que eso implica para las articulaciones, muy flexibles sí, pero sin fuerza y control sobre ellas.
Por eso es primordial, antes de nada, entender la DIFERENCIA entre flexibilidad y movilidad.
La he explicado cien mil veces.
Solo resumamos lo fundamental:
· La flexibilidad, de naturaleza pasiva, no implica que vayas a poder moverte en el rango que tienes disponible.
Porque, ojo con esto: la verdad es que NO lo tienes disponible ya que, en realidad, ni sabes ni puedes moverte en él. Eso de “rango disponible” es una ilusión.
· La movilidad, de naturaleza activa, sí que implica que puedes moverte en un rango X, ya que a la flexibilidad que tienes en dicho rango le añades control, estabilidad y fuerza.
Todo claro.
Entonces…
Que tú puedas ponerte (pasivamente, “estirando”) de tal o cual manera o en cierta posición,
…o así o asá sin tener que imprimir cierta intensidad o activación, sino “apoyándote” sobre las articulaciones…
…o, peor todavía, que alguien te coloque en tal posición, o contar con una banda, un palo, un cinturón o cualquier otro tipo de asistencia…
…solo indica que eres flexible para la “tarea” en cuestión, pero no móvil.
Bien.
Este es el factor con más peso.
Eres flexible pero no puedes moverte por ahí y/o así.
La flexibilidad es una ilusión para quien quiere moverse.
Pero hay más:
Para moverte DE VERDAD, es decir, para no ser un tocho al moverte, no solo se requiere que la flexibilidad se torne en movilidad, sino que haya, además,
coordinación, armonía, fluidez, continuidad.
Esto es lo que hace que un cuerpo no sea un tocho, un ladrillo, un tronco, una alcayata.
Vale.
Pues todo ese movimiento con todos esos atributos empieza y acaba y se transfiere siempre por el mismo sitio.
El centro, el núcleo, el eje de todo.
La columna vertebral.
Se mueve de verdad y en todas sus posibilidades aquí:
Movilidad de Columna. Nivel 1. Liberación – Control – Fluidez
Rober
PD: movilidad = habilidad para moverse. No para estar quieto así o asá (y menos pasivamente) = flexibilidad. Ya sabes dónde.