(1) No-meditación, conciencia y motivación

Este es el primer capítulo del proyecto Cómo moverte con un bebé (o una vida de alta demanda).

Tienes toda la información del proyecto en su página de presentación e índice.

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NO-MEDITACIÓN

Intuyo las primeras resistencias y esos «buah, me voy a leer esto en diagonal, que todavía tengo 237 reels por ver y pódcasts del éxito que escuchar»

Incluso bajas de la lista de suscriptores —esta parte me encanta. Gran filtro sacarse de encima a superficiales e impacientes.

Capítulo 1 del proyecto CMC1BB y esto ya empieza un poco raro… y diría que arriesgado.

¿No íbamos a hablar sobre la práctica de movimiento en la vida cotidiana de una persona normal?

Y va y arrancamos con lo de «no-meditación».

¿Qué narices es esto? ¿Una broma de mal gusto?

¿Otro gurú chachipiruli sin hijos que va a ayudarte altruistamente a alcanzar tu «mejor versión»?

Nada de eso.

Especialmente lo de «altruistamente».

Soy muy mala persona yo. Quiero engañarte, engatusarte.

Todo esto lo hago, en realidad, para compartir contigo mi egoísta visión del movimiento y que te pases a mi bando, y venderte mis cursos.

Y para más inri, sin que alcances ninguna «versión» de ti mismo, especialmente nada épico o Mr.Wonderful.

Normal, mediocre, cotidiano.

Todo tiene una explicación.

Así que hablemos ya en serio…

¿Por qué arrancamos por el concepto de no-meditación?

Porque es la actitud basal con la que me gusta (y sugiero) empezar el día, la misma actitud que intento mantener despierta durante el resto de la jornada (aunque ni de broma lo consiga, que soy tan imperfecto como cualquiera). De ahí lo de basal.

Esto tiene mucho que ver, además, con cuestiones como la CONCIENCIA y la MOTIVACIÓN para el movimiento, que ahora mismo atacaremos.

Empecemos por la no-meditación, pues.

Estos días me estoy levantando entre las 4:30 y las 6:00 de la mañana.

No lo hago por pertenecer a ningún club de madrugadores hiperproductivos megalongevos.

De hecho, creo que este episodio vital (segunda paternidad a mis 44) me está quitando años de vida, ¡jaja! Aunque me compensa con creces.

Me despierto, además, sin despertador. Tengo uno natural y un tanto caótico, aunque se sincroniza bastante bien con los ciclos circadianos. Es mi hijo de dos meses, Max.

Mi mujer le habrá dado de comer entre la 1 y las 2 de la madrugada, aprox. Ahora me toca a mí. Que ya habré dormido mis 7-8 horitas (me acuesto sobre las 21:30). Y así ella puede estirar hasta que se levante Abril, alrededor de las 8:00.

Ya conoces el contexto.

Pasemos a la no-meditación.

Biberón en mano, me siento en el zafú.

Si estamos hablando de movimiento, obviamente, «la postura es importante«.

Yo suelo optar por una de estas dos.

La primera, una especie de semiloto al estilo yogui, es algo más «formal».

¿Me pongo así porque produce en mí algo exótico, esotérico, místico?

No.

Lo hago porque, si estoy fresco, me resulta bastante cómodo, sin más.

Después está la segunda…

Hay días que lo del semiloto como que no me sale de dentro, no me apetece, no fluye.

Podría forzarlo disciplinadamente.

Pero si me despierto cansado y de mal humor, con picor de ojos y las piernas entumecidas de la práctica del día anterior… Como para posturas japiflagüers.

Así que sigo usando el zafú, pero en versión «desalineada» y con algo que «no debes» hacer jamás de los jamases: un doble valgo de rodilla. ¡Me siento en W! Algo malo malísimo, incorrectísimo… (Entiéndase el sarcasmo).

Pero mira, de nuevo, en plan anti-estoico, busco la más absoluta de las comodidades. No pretendo salir de mi zona de confort. Al contrario, quiero espachurrarme en ella.

Y al poco de nacer Max descubrí que es una postura que funciona de maravilla para dar el biberón y, al mismo tiempo, balancear de lado a lado al peque mientras rechupetea la tetilla.

En cualquiera de estas dos posiciones, me dispongo a no-meditar.

¿En qué consiste esto?

CONCIENCIA (CORPORAL)

Imagino que tú y yo coincidiremos como mínimo en lo siguiente.

Como uno mismo no ponga una especie de freno de base (actitud basal, ¿recuerdas?), una vida cotidiana de alta demanda tiende a arrastrarte a tres estados:

  1. Atropello.
  2. Distracción.
  3. Encabezonamiento.

Matizo el tercero, que los dos primeros ya nos los sabemos.

Con encabezanomiento me refiero a ese TREMENDO ERROR de caer en la trampa de auto-percibirte y, por ende, vivir como si fueras una CABEZA con patas, pulmones y corazón, pero en definitiva cabeza —en lugar de cuerpo.

Claro está, a raíz de esta confusión, sumada a la indiscutible necesidad racional de movimiento (la de «es bueno para la salud y tal»), la cabeza académicamente instruida se auto-convence de que tiene que «hacer ejercicio» para lo de las patas, pulmones y corazón… como si se tratara de una cosa separada de sí misma y un deber más en la lista de obligaciones.

Fracaso y/o fricción asegurados.

En mi opinión, pues, vale la pena empezar el día generando una especie de espacio personal que invite a establecer y promueva a mantener lo opuesto:

  1. Calma.
  2. Atención.
  3. Corporalidad.

Y en este sentido no hay nada como la no-meditación.

Desde un punto de vista vamos a decir «técnico», no es algo en lo que pretenda ahondar.

Soy consciente de que lo que se suele promover es la práctica de la meditación.

A mí, con esto, me ha pasado una cosa:

Practiqué durante muchos años y de manera estricta, seria, rigurosa, formal distintos tipos de meditación, ganando por goleada la meditación tradicional del budismo zen.

Pero…

Pero hubo un punto, hará unos cinco años, en torno a mi leve ictus, que aquella disciplina dejó de tener sentido.

Empecé indagar obstinadamente (y continúo) en las compresiones no duales del taoísmo, el budismo, el advaita, el sufismo, etc., complementadas sutilmente con las visiones de neurocientíficos como Sam Harris, Anil Seth, Nazareth Castellanos, David del Rosario y otros.

Influenciado especialmente por Krishnamurti y Spira, y SOBRE TODO en base a mi propia experiencia, solté lo de la «meditación», lo dejé ir, para abrazar la no-meditación.

Total: a mi forma de observar y ver, cualquier tipo de meditación no deja de ser lo equivalente a lo de «hacer ejercicio» pero por dentro.

Y de eso ya había tenido suficiente.

No más.

No digo que no sirva, ojo. De hecho, en un momento dado pueden representar estrategias útiles y la mar de válidas.

Digo que no es necesario meditar como se suele plantear desde el materialismo occidental, por mucho que lo adornes de neuro-modas como el mindfulness —aparte de cuánto esta mirada «científica» sigue alimentando la ilusión dual de la experiencia mediante el hecho de «concentrarse» en objetos efímeros como la respiración, un mantra, el pensamiento, las emociones o el propio cuerpo.

Adivino que a todos esos expertos Krishnamurti les recordaría que «eso no es meditación; es atención». Son cosas distintas.

Y total «2»: hay una vía directa a la fuente, la conciencia en sí misma, la meta-conciencia, el ser consciente de ser consciente.

No tienes que sentarte a meditar, aunque sí, obviamente, permitir que ocurra, generar el espacio —yo he escogido el momento biberón como podría ser (y a menudo es) la cola del súper, el paseo con Lula o tender la ropa.

No hace falta «práctica», «ejercicio», «disciplina».

Tampoco centrarse, como adelantaba arriba, en la respiración, un mantra, escanear la punta de la lengua apoyada en el paladar, el coxis hacia la tierra y la coronilla hacia el cielo.

Y ni mucho menos observar los pensamientos y las emociones, «aceptarlos» y dejarlos ir.

Nada de eso.

Solo ser.

No-meditar es «solo» ser.

A su vez y paradójicamente la más pura de las meditaciones.

Por lo que agarro el biberón, intercalo mirar a mi hijo y a las musarañas, y… soy.

(Sin misticismos ni iluminaciones ni cosas raras. Es lo más soso y cotidiano que te puedas tirar a la cara. No te convertirás en ningún ser luminoso, eternamente bondadoso y sin imperfecciones. Solo tienes que ver mi estilo de escritura, a menudo tildado de vehemente, jajaja).

Evidentemente, esto tiene mucho más chicha del pobre resumen que acabo de hacer.

Aunque, en esencia, es eso.

*Si quieres que comente algo más acerca de esto o hable sobre movimiento interno en el futuro, dímelo en los comentarios.

¿»Qué» consigo?

En realidad no hay un objetivo concreto ni nada que conseguir.

Eso es otra trampa.

Pero no podemos negarle a la razón su necesidad de razonar cuando intercambiamos «conocimiento», nos comunicamos entre nosotros.

De lo contrario, se inquieta y da más caña.

Por lo que usemos los tres puntos de arriba para argumentar y aliviar al mono intracraneal. Se «consigue»:

  1. Serenidad, calma, paz «mental» (que, en realidad, es corporal).
  2. Atención, concentración, foco, quitarse de en medio lo superfluo.
  3. Conexión firme, fuerte, profunda con un hecho que, en términos de movimiento, nos lleva al último punto.

(META) MOTIVACIÓN

Si estamos hablando de meta-conciencia, bien podríamos seguir hablando de meta-motivación.

Entre las mil cosas de las que te puedes dar cuenta (ser consciente) experimentalmente (no «pensando» en ellas), se encuentra este hecho:

ERES A TRAVÉS DE TU CUERPO.

Esto es algo que no se puede discutir.

Fíjate: no he dicho eres tu cuerpo.

Eres a través de tu cuerpo. Es otra cosa.

Vale la pena darse cuenta de ello.

Es algo en lo que erré durante muchos años.

Aunque, desde hace mucho también, siempre lo termino explicando cuando alguien me pregunta en alguna entrevista, en cursos, charlas, lo que sea, y algo que incluí en Camina, salta, baila mismamente.

¿El qué?

Esto:

La industria y los convencionalismos siempre apuntan hacia tres motivaciones para «hacer ejercicio»: la estética, el rendimiento y la salud.

Yo, allá por 2011, ya lanzaba aquella pregunta de las que pueden emerger tantas…

¿No podríamos movernos por y para movernos, sin más?

Porque…

¿Acaso el cuerpo (y cualquier tipo de vida) no se expresan, no se manifiestan, no se materializan SIEMPRE a través de algún tipo de movimiento?

¿Y si nos centráramos en el movimiento per se y dejáramos que los «resultados» cristalizaran por sí mismos?

Vuelvo a lo mismo; sé que te puede parecer una chorrada.

Pero a mí, como a otros tantos, esta comprensión EXPERIMENTAL y EXPERIMENTADA en el cuerpo (insisto, no «pensada») me lleva a ese punto que tantas otras veces también he comentado.

La vida, la evolución, Dios, Alá, Odín, Zeus… es que me da igual…

…me han regalado este canal, este vehículo, este instrumento a través del cual puedo experimentar conscientemente la vida y la propia conciencia de ser consciente en movimiento.

¿Y yo voy a menospreciarlo, desagradecerlo, o incluso faltarle al respeto, a base de no moverlo, de no moverme a conciencia, con conciencia?

No es pensarlo, última insistencia.

Imagínate vivirlo.

He aquí la meta-motivación para el movimiento —experimentada cada mañana.

Luego el día continúa con más práctica.

Lo vemos dentro de unos días en el Capítulo 2.

¿Dudas, comentarios, impresiones que entren dentro de las «normas» del proyecto?

Son bienvenidas por aquí abajo.

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¡A moverse!

Rober Sánchez

24 comentarios sobre “(1) No-meditación, conciencia y motivación

  1. Nos cuesta mucho aceptar y abrazar aquello que nos plantea más preguntas que soluciones… y a tí te gusta mucho lo de «tocarnos las narices» con cuestiones que ponen en tela de juicio lo que hacemos y porqué lo hacemos entorno a esto del «ejercicio»…

    … y no se si darte las gracias o mandarte al carajo 😉 porque cuando, además, te dedicas y vives de mover a los demás, todo se derrumba cuando te planteas lo que estás haciendo y sobre todo, como lo estas haciendo.

    No-meditar. He estado en muchas conversaciones sobre este tema, lo que es la meditación, lo que se supone que tiene que ser, como se tiene que hacer, lo que se supone que debe sentirse… todo organizado entorno a las experiencias ajenas y poco organizado entorno a la autoexploración… porque admitamoslo, nos dá mucho miedo exponernos sin guias a las cosas.

    No quiero alargarme más de la cuenta, porque quiero abrazar con mucha fuerza ese concepto de «cuestionarse lo establecido»… lo haces muy bien Rober, me cuestiono que hago y porqué lo hago y muchas veces no encuentro el sentido. No voy a quedarme sentado en una puñetera postura que me incomoda porque es «la forma ideal», voy a buscar mis formas, voy a contarle a la gente que se cuestione como y porqué se mueve como se mueve…

    ¡gracias por tu patada en el culo!

    1. Jaja! Ya lo ves, me gusta el riesgo y tocar los webs por igual, jajaja. Desde luego, y tú lo sabes bien, aquello que nos hace dudar más es precisamente de dónde podemos rascar más, sacar más jugo, más chicha. Lo otro, allí donde ya tenemos respuestas, pues tú mismo lo has dicho, ya nos lo sabemos. ¿Para qué quedarse ahí atrapados en bucle, inmóviles? Tanto con esto de la no-meditación como con los capítulos que quedan por venir, que hay mucha tela. Un saludo!!

  2. Genial, profundo y jugoso primer capítulo, para releerlo varias veces.

    Estoy interesada en que hables un poquito más del «movimiento interior».

    Muchísimas gracias!

  3. Gracias por todo Rober, me ha encantado el Primer capitulo, como siempre haciendonos questionar todo, a mi tambien me gustaria que profundizaras en lo del movimiento interior.

    1. Lo haré, lo haré. Todo a su debido tiempo, Verónica. Vayamos pasito a pasito con el proyecto y a ver a dónde nos lleva. Abrazo!

  4. Me hubiera gustado haber leído todo esto hace 16 y 13 años, cuándo era mamá de bebés.

    Igualmente, en mi punto actual creo que tus reflexiones me van a ayudar en mi momento actual. Estoy deseando ver por dónde vas a ir

    1. Jaja! De alguna manera, ahora mismo y con la que tengo liada en casa, a mí también me gustaría que alguien me hubiera contado estas cosas antes, jajaja. Te comprendo perfectamente.

      Ahora, ya hablando un poco más en serio… Recuerda lo que comento en el vídeo introductorio inicial. La intención de este proyecto es ir tocando ciertos principios de movimiento, y no los «movimientos», las acciones de la superficie que, cómo no, están supeditados al contexto individual de cada persona. Yo lo relato desde mi posición actual, que es la que es. Esto no lo podría haber hecho exactamente igual hace 13 años 😉 pero, creo que sí, que irán apareciendo cositas que cada cual podrá ir llevando a su terreno. Estoy convencido de que tanto este como próximo capítulos te van a ser de utilidad, siempre y cuando los leas bajo esas premisas (e intuyo que ya estás haciendo).

      Pronto más! Seguimos en movimiento!!

  5. Vivir no tiene definición, el lenguaje limita, etiqueta, crea dualidad. Eso sí, nos sirve para comunicarnos, crear teorías para intentar atrapar lo ilimitado de la Realidad, una paradoja, pero, de algún modo sirve y para muchas cosas, tanto para ayudar como para perjudicar.
    Vivir es vivir, aunque sea una tautología: A es igual a A. O, como decía mi profesor de Lógica en la carrera, una tontería. Pues eso, lo que se hace cuando se vive no tiene sentido, no tiene finalidad, simplemente se hace, se está haciendo. Lo del sentido, la finalidad, es algo que necesitamos, pero, en realidad, es una construcción mental que nos ayuda. Pero es como la escalera que, una vez que hemos subido al tejado, le podemos dar un puntapié. Era instrumental. Por eso meditar es no-meditar, moverse es no-moverse (moverse sin fin, sin sentido, sin intencionalidad). La motivación es la dualidad en el hacer. Por tanto es lo que crea el sentido. Hay que vivir en la ausencia de motivación y eso es la Motivación. Claro, todo esto es muy difícil. Y, ni si quiera se puede demostrar, sólo mostrar. Por eso es mejor optar por la vía del silencio o meramente del mostrar, porque hay cosas de las que no se puede hablar y, como decía Wittgenstein: «De lo que no se puede hablar, mejor es callarse.» Se puede hablar para comunicarse, para hacer la lista de la compra, para describir objetos, para hacer ciencia; incluso, para mostrar de lo que no se puede hablar, sólo Ser, como tú haces…

    1. Veo que vamos por los mismos tiros, Juan Pedro. Para mí, más allá de «superar» la capa del lenguaje y la motivación y la finalidad y la lógica (y las tonterías), la diferencia recae sobre todo en una cosa y solo una cosa: quedarse anclado en la rumia filosófica (que es la trampa en la que suele caer el lector empedernido, ojo, sin juicio alguno por mi parte) o pasar a la acción (moverse). El encabezonamiento del que hablo, lógicamente (jajaja), ye arrastra hacia lo primero. Lo segundo, si hablamos de moverse y VIVIR… Bueno, tú lo has dicho, A es igual a A.
      Mil gracias por tu aportación.
      ¡Seguimos!

  6. Como siempre haciendo pensar!! Ahora que viene mi primer hijo la idea que planteas me parece excelente, no para copiarla sino para jugar a criar mi hijo en movimiento o no movimiento.

    El movimiento interno me parece un gran tema para futuros posts!

    Cuándo sabe uno que se paso moviéndose? Aunque viendo la sociedad es obvio que no llegamos…

    1. Oh! Enhorabuena, Samuel!! Vienen tiempos re-movidos para ti, entonces. Bien, bien! Sumo tu voto para seguir tirando del hilo del movimiento interno, pues.
      En cuanto a tu pregunta, si hablamos desde un punto de vista estadístico, tú mismo lo has dicho, se me antoja que estamos muy lejos de movernos demasiado.
      Pensando en uno mismo, me atrevería a decir que, tomando como referencia un breve periodo de tiempo, unos pocos días bastan, una métrica que me funciona es la siguiente: en un cómputo global, ¿mis sensaciones durante el periodo dado tienden más hacia la alegría, la joya, la frescura, o el tedio, la frustración, el cansancio? Si es más hacia lo segundo que, ojo, siempre va a estar ahí y diremos que es «bueno», nutritivo, necesario… Pero si es más hacia una sensación de estar drenándote, «restando»… entonces me he pasado. Idealmente, aunque no de forma absoluta, sino proporcional, lo chulo es que siempre se tienda hacia lo primero. Cuidado, asumiendo que esos episodios de haberte pasado siempre van a ir apareciendo para darte un toque de atención y tú «tener que» extraer los aprendizajes oportunos.
      ¡Seguimos!

  7. Es ser consciente de que puedes vivir de otra manera y hacerlo, practicarlo… Pero sin intentar conseguir nada. Sólo porque existe la posibilidad y sientes que eso conecta contigo.

  8. Me ha gustado leerte y me surge una duda….o una pregunta…. No hace falta un poco de disciplina para levantarse y moverse?

    Personalmente, y por motivos personales (valga la redundancia) levantarme por las mañanas es un suplicio, sin importar cuál sea el plan del día… Y te leo y te admiro, a la vez que siento envidia sana… Busco la forma de poderme levantar a una hora que me permita hacer movimiento antes de las obligaciones diarias… Ojalá puedas hablar un poco más sobre el movimiento interno

    Sigo leyéndote

    un saludo y graciaaas

    1. No, no es necesario, MCarmen. De hecho, no voy a profundizar en ello, pero la gran mayoría de las personas que presumen de disciplina en realidad no son disciplinados. Hacen lo que hacen porque conectan con ello, les atrae, les encaja, les es relativamente cómodo, sin más. Lo que pasa es que hay actos que suelen vincularse a la disciplina de forma superficial, como por ejemplo (la tontería de) levantarse a las 5 de la mañana. No hay ninguna hora mejor que otra. Hablando de movimiento y de lo que planteo, uno puede practicar movimiento y hacerlo de maravilla levantándose a las 12 del mediodía, si es lo que tiene que ser.
      Entonces… como explicaba en el vídeo introductorio, no te quedes con la superficie de lo que iré explicando, los eventos externos por así decirlo. Que si las 5 de la mañana, que si no sé qué rutina o ejercicio, que si tanto tiempo haciendo esto o lo otro.
      Intenta indagar para contigo misma en ciertos principios que, de manera más clara o más difusa, iré compartiendo entre líneas.
      Y a partir de ahí es donde emerge mi propuesta: la conciencia plena, el cuestionamiento continuo y la curiosidad como forma de exploración, de investigación, de juego incesante. De esta maneras, las posibilidades de movimiento se tornan infinitas, y los frutos impredecibles.
      No se me ocurre una aventura mejor, por eso comparto lo que comparto.
      ¡Mil gracias por tu pregunta! Menudo melón has abierto. Seguro que seguirán apareciendo cositas al respecto.
      ¡¡Abrazo!!

  9. Una forma extraña de comenzar un libro sobre movimiento, y sin embargo estoy de acuerdo contigo en todo.

    La meditacion en una postura forzada y mantenida me parece una tortura. La meditacion me surge siempre de forma natural mientras camino o mientras estoy concentrada en algo que me relaja.

    «No tienes que sentarte a meditar, aunque sí, obviamente, permitir que ocurra, generar el espacio —yo he escogido el momento biberón como podría ser (y a menudo es) la cola del súper, el paseo con Lula o tender la ropa.

    No hace falta «práctica», «ejercicio», «disciplina>»

    En cuanto a la motivación, me parece genial este párrafo en el que te refieres al cuerpo: » me han regalado este canal, este vehículo, este instrumento a través del cual puedo experimentar conscientemente la vida y la propia conciencia de ser consciente en movimiento.

    ¿Y yo voy a menospreciarlo, desagradecerlo, o incluso faltarle al respeto, a base de no moverlo, de no moverme a conciencia, con conciencia?»

    Creo que culturalmente menospreciamos a nuestro cuerpo porque hemos sido educados en la creencia de que nos induce al «pecado», aquello que venia en llamarse «los placeres de la carne». Nuestros cuerpos son asombrosos y tan solo hay que fijarse en la soltura y gracilidad con la que los mueven los niños sin pensar. Yo cuando me muevo en libertad siento que brota la armonía entre mi cuerpo y mi mente y en ese momento me siento realmente feliz.

    Gracias Rober.

    Un saludo

    1. Muy buena apreciación, M. Carmen. El pecado, lo carnal, el castigo, el sacrificio. Seguramente tiraré de este hilo en algún momento. Gracias!!!

  10. Me ha estallado la cabeza con lo del «encabezonamiento».

    La vida cotidiana , de alta demanda, nos lleva, precisamente, a eso, a encabezonarnos. A darle toda la importancia a lo que sucede dentro de la cabeza, a las funciones y procesos mentales. A lo «neuro», al mindfulness, la productividad… Y el cuerpo reducido a un vehículo, a un medio para transportar cabezas. Y surge el concepto de ejercicio como medio para un mantenimiento eficiente de ese vehículo (rendimiento, salud, estética).

    El dualismo antropológico. El cuerpo y el alma. El cuerpo y la mente. La educación intelectual y la educación física. La psicomotricidad (con la psique delante). El encabezonamiento y la corporalidad.

    Pero esa dualidad no es real. Es una construcción cultural. El cuerpo humano es una sola pieza. Somos organismos biológicos que nos adaptamos al en torno a través del movimiento. Somos a través del movimiento. Somos a través del cuerpo en movimiento.

    Ahora que está tan de moda lo «neuro», cuanto más se sabe cómo se mueve el cuerpo, más se sabe cómo piensa el cerebro. Véase Daniel Wolpert (la verdadera razón de los cerebros) o Nazareth Castellanos.

    Somos cuerpos y estamos hechos para movernos.

    ¡Te estalla la cabeza con lo del encabezonamiento!

    1. Collons, cuántas perlas en un momento, Fernando. Curiosamente, tanto Wolpert (su charla TED es brutal) como Castellanos aparecen en un par de mis cursos.
      ¿Y qué hacer con dicho ecanbezonamiento? Pues ya sabes, corporalidad, corporalidad, corporalidad!!!
      Mil gracias. Abrazo!

  11. A veces me cuesta leerte, y no por cómo redactas, es que todo lo que sea filosofía (o lo que sea que hagas) me raya tanto que me hace plantearme todas mis creencias anteriores y acepto las nuevas como las verdaderas pero porque me parecen lógicas y creo que no tengo criterio para rebatirlas. Entonces voy a empezar como el filósofo Sócrates, que sólo sé que no sé nada (toda mi verdad es distinta a la de los demás) y soy yo y mis circunstancias y gracias a mis genes y a comportamientos que he ido copiando, o me han ido programando, soy quien soy y me muevo porque tengo que sobrevivir (socialmente y corporalmente), la meditación me calma, la postura es “disciplina” para tener menos distracciones cuando eres capaz de mantenerla en “quietud”, pero durmiendo también consigo la calma. Y creo que lo demás son todos conceptos abstractos o hipótesis que lo mismo no se acercan ni a la realidad.

  12. Somos cuerpos, SOMOS CUERPOS! Cuerpos ENTEROS!! Pero vivimos fragmentados. Antes había médicos generales, hoy en día todos son especialistas. Antes comprabas ropa para hacer deporte, hoy hay pasillos con prendas específicas para cada modalidad. Y así con todo. Vivimos todo desde la fragmentación, nuestra mentalidad, nuestros objetivos Andamos cojos de interrelación. De entender qué tiene que ver una cosa en la otra..

    Gracias!

    Esther ________________________________

  13. Genial Rober . Gracias por tu proyecto. Me viene al pelo con 1 niño y un bebé. Además comparto profesión contigo y eres gran referente para darle la vuelta a este fitness-mundo.
    Mucho que pensar me transmites . Como siempre.
    Reitero el tema de Movimiento interior.

  14. No es casualidad que hace unas semanas me encontrara en una caja el lector electrónico con el libro-recopilatorio de Una vida Sencilla. Desde entonces, llevo un par de semanas releyendo(te).

    Esta primera entrada del proyecto despierta en mí sensaciones parecidas a las que tuve allá por el 2013 cuando empecé con Escucha tu cuerpo (soy una groupie de las veteranas). Tu habilidad para poner palabras a experiencias tan «cotidianas» como el ser consciente de ser consciente me fascina y a la vez me permite seguir conociéndome.

    A pesar de no ser madre, las demandas de la vida del s.XXI son tales que es necesario poner intención a como vivimos, nos movemos, comemos, dormimos, nos relacionamos… en definitiva, como nos habitamos porque como dices, vivimos a través del cuerpo. Muchas ganas de seguir siendo a través del cuerpo y hasta donde nos lleve. Y sí, me encantaría indagar más en eso del movimiento interno.

    Un fuerte abrazo Rober.

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