La cualidad física más importante. Ni fuerza, ni flexibilidad, ni resistencia, ni velocidad

(Esta nota es una conclusión resultante de una combinación entre más de quince años rumiando y trabajando experimentalmente sobre el tema y uno de mis ejercicios de escritura impulsiva.)


No es ninguna de las clásicas, básicas.

Tampoco las que derivan de ellas o directamente se salen de la clasificación condicionante, y se enmarcan en la coordinante.

Es decir, ni control motor, ni agilidad, ni equilibrio, ni propiocepción, ni lateralidad, ni ritmo, etc.

Nada de eso.

Hay una más importante.

Una meta-cualidad.

Y no es metafísica, aunque generalmente se lleve a ese plano por los meta-vendedores.

Es física, pura y dura.

O sea, corporal.

No mental.

La mente es una parte del cuerpo o, mejor dicho, una prolongación. O un invento.

Si es mental, es corporal.

Y si es corporal, no tiene por qué ser mental. Puede ser podal. También intestinal. Pectoral. Manual. Et al.

Esto no tiene nada que ver con cuentos – chinos.

Presta atención. Y date cuenta.

La cualidad Qué narices estás haciendo

También la llamaremos CONCIENCIA CORPORAL.

O darse cuenta del cuerpo –y de la mente. O con el cuerpo –y con la mente.

O Qué leches estás haciendo.

O sintiendo, intuyendo, percibiendo, pensando, decidiendo, copiando.

También generando.

No es solo lo que entra. También lo que sale.

Es una cualidad que no se puede definir y, por tanto, tampoco se puede medir. Por eso no se incluye en las clasificaciones.

Darse cuenta.

Darte cuenta a veces sí, es mental, bueno, corporal, pero a nivel de pensamiento, verborreico. Mental. Racional. También sentimental. Le pones nombres y apellidos a eso de lo que te das cuenta, aunque no te das cuenta con la mente, que es la voz del cuerpo, no del cerebro.

Cerebro. Otra clasificación. ¿Te das cuenta con el cerebro? ¿Qué cerebro? ¿El primer cerebro? ¿O el segundo? ¿El intestino, dices? ¡Ah! La microbiota. ¿No hay bacterias en la rodilla? ¿Y en las pestañas? ¿Las bacterias tienen conciencia? Menudo follón.

¿Y el gran cerebro?

¿Y si es el cuerpo?

Te das cuenta con el cuerpo.

No hay mente.

La conciencia corporal en el movimiento y más allá del cuerpo

Puede que estés flipando. Como yo. Acabo de leer lo que acabo de escribir, así, del tirón, a bote pronto. Uff. Lo voy a dejar tal cual, como (casi) siempre.

Voy a intentar explicarlo, a pesar de que lo preveo complicadísimo.

Durante los últimos quince años he podido trabajar con cientos de personas, seguramente más de mil, y seguro que menos de dos mil.

Afortunadamente, en algún momento de mi vida decidí, más o menos conscientemente, nunca lo sabré, trabajar conmigo mismo, sobre mí mismo, también. Seguramente más que con los demás.

Todo nos diferencia y nada nos diferencia.

Porque a todos nos une lo mismo, la misma falta de.

De conciencia, de darnos cuenta.

De darnos cuenta corporalmente, digo.

Me centraré en el leitmotiv de este blog, o bloc: el movimiento. Aunque bien podría extrapolarse a cualquier cosa.

La conciencia corporal, corporal corporal, digo, es la cualidad física más importante a la hora de movernos.

Es decir, percibir, sentir, intuir, razonar, gestionar, responder, comprender… darnos cuenta mínimamente, enterarnos de CÓMO (narices, leches) nos movemos, qué está pasando durante el movimiento, percatarnos de los gestos, las fuerzas, las velocidades, las tensiones, las posiciones, todas las sensaciones, los miedos heredados por nuestro yo primitivo , etc., qué señales nos envía el cuerpo, o sea, nos auto-enviamos, y cómo reaccionamos a esas señales, o sea, cómo reacciona el cuerpo, en forma de movimiento, o de no movimiento.

Sin esa conciencia corporal, corporal corporal, digo, ¿qué sentido tienen las otras cualidades? Son solo automatismos.

Y la conciencia corporal, la no tan corporal, digo, es la cualidad física más importante a la hora de movernos.

Es decir, percibir, sentir, intuir, razonar, gestionar, responder, comprender… darnos cuenta mínimamente, enterarnos de POR QUÉ y PARA QUÉ (narices, leches) nos movemos, qué nos hace movernos, percatarnos de los supuestos deberes sociales, los mandatos familiares, los condicionantes culturales, los miedos incrustados en los anuncios publicitarios y los telediarios, etc., qué señales atraviesan el cuerpo, o sea, nos atraviesan, y cómo reaccionamos a esas señales, o sea, cómo reacciona el cuerpo, en forma de movimiento, o de no movimiento.

Sin esa conciencia corporal, la no tan corporal, digo, ¿qué sentido tienen las otras cualidades? Son solo automatismos.

Y todos pecamos de lo mismo

Me incluyo.

Nos falta conciencia corporal. De cualquier tipo. Y mucha.

Me doy cuenta en mí mismo. ¡Anda! Al menos ya me doy cuenta.

Y, dado mi papel, también me doy cuenta en los demás.

Corporalmente, en mis clases, individuales y grupales. La conciencia corporal brilla por su ausencia.

Insisto. Trabajo para que no me pase, o me pase menos, pero también me pasa, aunque lógicamente menos que a la mayoría. Es pura cuestión de práctica, trabajo. Nada de talento. Y la iluminación todavía está lejos, creo.

Lo que veo… No nos enteramos. Pido atención, o presión, o gestión, o intención, o trayectoria, o sensibilidad, o análisis, o globalidad, o velocidad, lentitud o quietud, bloqueo… movimiento, y no sale, no hay, no va. Al menos conscientemente. O sale, algo sí sale, hay, va. Pero no lo que pido, o lo que se pretendía.

No hay conciencia corporal, corporal.

No nos estamos dando cuenta de cómo nos movemos, y todo lo que implica.

Y no nos enteramos. De las motivaciones, las expectativas, las necesidades reales o inventadas, los miedos impuestos, las (in)coherencias, las influencias, los condicionantes culturales y sociales, las modas, las (auto)exigencias y la (in)suficiencia, los vínculos económicos, médicos, periodísticos, laborales, familiares, etc., el SENTIDO. Al menos, o más o menos, conscientemente. Y después pasa lo que pasa.

No hay conciencia corporal, no tan corporal.

No nos estamos dando cuenta de por y para qué nos movemos, y todo lo que implica.

¿Cualidades físicas?

¿Qué sentido tiene hablar de fuerza, flexibilidad, velocidad, resistencia, control, coordinación, equilibrio, propiocepción… si no hay conciencia?

El cuerpo hace lo que puede.

Por eso la más importante, la principal, esencial, fundamental, primordial a desarrollar, entrenar, practicar todos los días es la conciencia corporal, corporal y no tan corporal.

Y no (solo) sentados. Om.

En movimiento, por favor.


Rober Sánchez – M de MovimientoSoy Rober Sánchez, director del Laboratorio de Movimiento, nuestra plataforma de entrenamiento online. Desde 2003 enseño a las personas a entrenar para construir cuerpos móviles, fuertes y hábiles, y poder moverse de verdad.

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