No estoy muy seguro.
Enseguida lo entiendes. Todo.
Porque, en serio, lo que estás a punto de leer puede resolver todas esas dudas que tienes sobre los estiramientos que nadie te ha resuelto. Todas.
Ojo, puede que necesites leerlo al menos dos veces. Chicha.
Y fíjate en una cosa: esas dudas no te las voy a resolver yo.
Mira.
Hace un par de días, perdiéndome en Instagram, entre unas doscientas publicaciones encontré una interesante.
Si me sigues en redes, habrás comprobado que he reducido mi actividad por allí en un 99%, más o menos.
Entro muy poco precisamente por eso, porque hay muuuuy pocas cosas interesantes.
Yo mismo cuando publico algo suelen ser tonterías, como la última haciendo pedorretas a mi hija.
Eso sí, cuando digo algo en una publicación intento que sea interesante.
Pero bueno, en esa otra publicación interesante no dije nada.
La vi. Leí los comentarios. Algunas respuestas.
Y no dije nada.
—Eres un cobarde, Rober.
Puede.
Antes de decir instantáneamente, hay que pensar. Un rato. Un buen rato.
Ya voy.
La publicación en cuestión era de Bea Vidal, a quien no conozco personalmente, pero que en el tiempo que llevo siguiéndola me parece bastante sensata y coherente.
Era un fondo rojo con un par de sentencias en blanco, bien grandes, en negrita y mayúscula:
REAL FACT. NECESITAMOS ESTIRAR
Y Bea, en el post, simplemente decía algo así: “Mucha controversia alrededor de esta frase. Os leo”. Me gusta.
El debate estaba servido.
No sé cómo terminó, pero hasta donde leí, unos 44 comentarios, prácticamente todo se centraba en dos cosas.
Una: definir qué quiere decir “estirar”.
Dos: los “cambios o resultados fisiológicos” de eso que definen como “estiramiento”, principalmente en los músculos y en el sistema nervioso central (curioso que nadie incluyera otros tejidos o las propias articulaciones así, a lo bruto), y detalles como cuándo, cuánto y cómo es “mejor” estirar.
Las dos cosas aliñadas con aquello de la evidencia y tal.
Vale.
Eso está bien.
Dibujar un marco definitorio, determinar la intención de las cosas y estimar qué va a pasar al hacerlas según la forma de hacerlas está bien.
Todo bien.
Qué bien.
Nadie habló de algo que considero primordial.
¿Adivinas?
Eso es…
¡El contexto personal!
Tengo dos respuestas.
Mi respuesta instintiva, emotiva, impulsiva, con una dosis racional, aunque puede que pequeña, porque confieso que no es mi naturaleza, podría ser:
¿Real fact? ¿Necesitamos estirar?
Depende.
¿De qué depende? De según cómo se mire, todo depende.
(Lo siento, tenía que hacerlo…).
¡Depende del contexto!
Depende de la biografía (antecedentes, pasado).
Depende del estilo de vida y estado actuales (hábitos, actividades, presente).
Depende de las expectativas (intención, propósito, utilidad, futuro).
Depende de lo que se haya hecho antes.
Depende de lo que se esté haciendo ahora.
Depende de lo que quieras hacer mañana.
Depende de para qué quieras estirar, si es que quieres. O si debes. O si puedes. O si te motiva.
Depende, partiendo de todo eso, de cómo te quieras mover en el futuro. Y sin garantías. Que el futuro no entiende de garantías y todos vamos a acabar igual y en el mismo sitio, estirados.
Y de tu experiencia, tu educación, tu cultura y tu medio ambiente social.
De tu edad, tu género, tu morfología, tu genética.
De tu agenda, tus quehaceres y responsabilidades diarias, tu trabajo, tu propósito vital.
Y de tus creencias, miedos, deseos.
Depende de muchas cosas.
Depende de cada maldita persona.
Bien.
Hasta aquí mi primera respuesta.
O la primera parte. Porque hay más.
Segunda parte:
—¿Quién eres tú para decirle a los demás lo que necesitan?
No se lo digo a Bea. Ni a nadie.
Es una pregunta que me hago a mí mismo a menudo.
Y más como profesional.
Hay que tener cuidado con eso, no vayamos a hacer más mal que bien.
Yo reconozco que me sigo equivocando muchas veces.
Oh oh. Un gurú que se equivoca.
Si has leído Camina, salta, baila: Muévete más y vive mejor, ya te lo sabes un poco.
Habla sobre movimiento.
Y como parece que eso de estirar también está incluido dentro de eso de moverse, pues se puede extrapolar. O intrapolar. No sé.
¿Necesitamos estirar?
¿Debemos estirar?
¿Podemos estirar?
¿Estiramos?
Es toda una aventura…
…personal.
Y transpersonal.
Humana.
Mira.
No lo olvides.
El ser humano hasta hace muuuuuuuy poquito tiempo no ha necesitado estirar —ni entrenar.
¿Por qué?
Uno: porque todo movimiento, a lo macro y a lo micro, implica que unos músculos se “alarguen” o “estiren” y otros se “acorten”.
¿Matices sobre tensión, rango, tiempo, velocidad, carga, dinámica? Los que quieras, hasta aburrirte.
Pero cuando te mueves, que ocurran “estiramientos” es inevitable.
¿Te mueves? Entonces “estiras”.
¡Ah! Que lo del rango parece que es lo más importante (aunque tengo serias dudas)…
Matizo:
¿Te mueves en rangos y recorridos “amplios”, “grandes”? Entonces “estiras más”.
Ya está.
Dos: porque el “estiramiento”, como el “entrenamiento”, estaba integrado en la vida diaria de absolutamente todos los mortales.
No había que dedicar tiempo, energía o lo que fuera en “estirar”.
Mucho menos consejos de expertos y normas de académicos. Sin miedo, sin supervisión.
Te movías, algo así como naturalmente.
No porque haya movimientos “naturales”.
Sino porque el movimiento ocurría de manera “natural”.
Y entonces, por narices, “estirabas”.
Ergo no “necesitabas estirar”.
Última etapa.
¿Tú necesitas estirar?
Pues no lo sé, la verdad.
No sé nada de ti, no te conozco.
¿Tienes doce años, te mueves a menudo, practicas diferentes deportes y eres una persona activa? Probablemente no necesites estirar.
Tengas la edad que tengas… ¿Te encuentras bien, tu cuerpo funciona “bien” para las cosas que le pides, sean cuales sean, te mueves a menudo y eres una persona activa? Probablemente no necesites estirar.
¿Estás jo dido en algún sentido locomotor, independientemente de tu estilo de vida y todo lo demás? Probablemente, y solo probablemente, necesites estirar, en algún sentido específico. Probablemente, y muy probablemente, necesites todavía más moverte.
Moverte más. No estirar.
Moverte.
Más.
¿Quieres hacer cosas como halterofilia, gimnasia, verticales, acrobacias, posturas chungas? Probablemente necesites estirar.
¿Haces cosas ultra-repetitivas que tienden a la simplicidad motora y te mueves solo en esas direcciones, como solo correr, solo ir en bicicleta, solo levantar pesas o solo sentarte en el sofá? Probablemente necesites estirar.
¿Vives en la selva y no tienes wifi para leerme?
Muy probablemente no necesitas estirar.
¡Qué co ño! ¡¡Seguro que no necesitas estirar!!
Y como eso del contexto personal es tan complejo y da para combinatoria de alto nivel, pues paro ya.
Resumiendo…
¿Seguro que necesitamos estirar?
¿Todos? ¿En plural?
No. Todos no necesitamos estirar. Seguro que no.
¿Seguro que tú necesitas estirar?
No lo sé.
Solo lo puedes saber tú.
Y solo lo puedes descubrir de una manera.
Pista: no es leyendo.
Si quieres puedo echarte una mano, acompañarte, guiarte.
Plantearte las preguntas corporales adecuadas, ¡en movimiento! Y que las respondas, las resuelvas, las descubras tú.
Todo según tu contexto personal, es decir, individualizado.
Para que no hagas las cosas como tu vecino, si no lo necesitas.
Y para que un día no “necesites estirar”. Hablo en serio.
Es aquí: Movilidad Natural.
Rober
PD: naturalmente. En el enlace.