Hoy voy a contarte algo que puede hacerte sonreír. No porque sea gracioso.
Va sobre qué hacer para sonreír más. También sobre movimiento, claro.
Y te lo va a enseñar una perra. Una chihuahua concretamente.
Los perros sonríen.
Hasta ríen.
Si tienes perro, lo sabes.
Si no, puede que no te lo creas.
Yo estoy tan seguro, que me la juego escribiéndote sobre ello, arriesgándome a que me tomes por loco y me mandes a la mi erda.
Hay perros que tienen mala fama.
Los chihuahuas la tienen de poco amistosos, escandalosos, rabiosos.
Tonterías.
Puedes hacer sonreír a un chihuahua cuando quieras, literalmente.
Hasta a Diablo, aquel que salía en El Encantador de Perros.
Solo tienes que hacer una cosa.
Puedes hacer dos, pero hoy te explico una.
Verás.
Yo puedo hacer que mi perra Lula, una chihuahua que no parece una chihuahua, una raza que tiene la fama de no sonreír demasiado, sonría.
Cuando yo quiero.
Durante el confinamiento todos lo pasamos mal.
Ella también lo pasaba mal.
Y mira que la bajaba un par de veces al día, unos diez minutos cada vez, al parque de debajo de mi casa.
Nada. Dos pipis. Una caca. Y para arriba.
Claro, no era lo mismo que lo habitual, caminar al menos 8km diarios.
Ya te había dicho que Lula no es una chihuahua que parezca una chihuahua.
Aun así, caminar tanto no es lo que le hace sonreír.
Le sienta bien y tal, como a todos.
Pero no le hace sonreír.
Caminar está bien, pero no es suficiente para sonreír.
Hay otro motivo por el que Lula no parece una chihuahua, aunque lo sea.
Lula sube montañas.
Por allí arriba puedes ver perros. Mastines, collies, goldens, labradores. Chihuahuas no muchos. Los chihuahuas no suelen subir montañas.
Y a ella le encanta.
Le chifla subir montañas, y bajarlas, y volverlas a subir, como una loca.
Lo hace súper atenta. Mira a todas partes. Sigue rastros. Controla que el grupo no se separe. Encuentra algún pájaro muerto y me lo trae. Ladra si ve algo raro.
¡No para!
Siempre con la cola como un ventilador y las orejas bien tiesas.
Y una sonrisa de oreja a oreja.
El secreto para que una chihuahua sonría no es llevarla a la montaña.
Eso no.
Fíjate:
El secreto es dejarle ser lo que es, una chihuahua, una perra.
Por vía negativa:
No la trates como lo que no es.
Un bolso.
Un yoyó.
Con las personas pasa exactamente lo mismo.
Que si no viven como personas, pasa lo que pasa con sus caras (y más cosas).
Y que si salen al aire libre, y se mueven, y corren y saltan y gatean y juegan, sonríen.
Justo tengo un curso que va de eso.
De ejercicio y estar fit y ponerse cachas y aparentar y rendir no.
De volver a ser más persona.
De gatear y saltar y girar y jugar.
Y estimular la agilidad, la coordinación, el equilibrio, la memoria y esas cosas que el ejercicio… pfff…
Al aire libre, si puede ser.
Es este: Locomociones.
Rober
PD: Y de sonreír. También va de sonreír. En el enlace.