Cómo motivarte para moverte cuando estás desanimado

Mediados de octubre de 2021.

Llevo tres o cuatro días bajito de ánimos.

De vez en cuando me pasa. No mucho. A veces.

Supongo que como a la mayoría, lo que está pasando me afecta.

Mi mujer acaba de salir de su segunda cuarentena en un mes por positivos en su clase.

Llevamos desde julio sin tener contacto prácticamente con nadie excepto nuestros padres y hermanas.

Hay personas a las que quiero un montón que no veo desde febrero. Algunas intentonas de vernos en verano las tuvimos que aplazar y, finalmente cancelar. Las echo de menos.

Uno de mis mejores amigos va a ser padre a primeros de diciembre, justo cuando el panorama pinta peor.

Por no hablar de todas las cositas presenciales para moverme con más gente, probablemente contigo, que estaban planteadas para este año que ni han sido ni van a poder ser.

Encima, esta semana, con todo el revuelo que hay, en casa hemos vuelto a caer en la trampa de hacer a diario algo que solo hacemos una vez a la semana, los domingos: ver las noticias.

Como para no desanimarse.

Porque, aunque las cosas me vayan bien y en mi círculo cercano todo el mundo está sano y salvo, es inevitable que duela saber que hay otras personas que lo están pasando mal, ya sea directamente por el maldito virus o por sus “efectos colaterales”, especialmente los relacionados con no poder trabajar.

Cuidado, que lo que menos pretendo es desanimarte a ti también ¿eh?

Porque imagino que, de alguna manera, quien más quien menos, todos estamos pasando por rachas parecidas.

Digo yo que será normal lo de estar desanimado.

Creo que lo raro sería seguir tan panchos.

Aún así, vale la pena darse cuenta de que estar desanimado tiene poco que ver con estar desmotivado.

Y menos si hablamos de movimiento.

Mira.

Motivos para moverme, al menos a mí, me sobran.

De hecho, en realidad solo tengo uno.

Me miro, me escucho, me siento, me percibo y digo “¡Co ño! ¡¡Tengo un cuerpo!!”.

¿No es suficiente motivo?

Y entonces cojo a Lula, me pongo la mochila y nos bajamos caminando al parque.

Encuentro mi rinconcito al solete para moverme un rato, sin contactar con nadie.

Desanimado, claro.

Pero me muevo, con motivos, motivado.

Curiosamente, cuando termino, el desánimo se me ha pasado bastante.

Esto pasa incluso cuando haces ejercicio.

Ojo. Cuando te mueves, pasa más.

Que motivarse para moverse cuesta infinitamente menos que motivarse para hacer ejercicio.

En el training Locomociones te mueves, más que hacer ejercicio, que también.

Durante 12 semanas, en cualquier sitio, y aprendiendo un montón.

Motivos te sobran.

Rober

PD: Desanimado también te puedes inscribir. En el enlace.