Los imprevistos nunca son imprevistos. Y no son un problema

Tú tienes tus horarios, tu agenda, tus rutinas, tus hábitos.

Por ahí andan también tus entrenamientos, tus sesiones de gimnasio, tus salidas a correr o ir en bici, tu partidillo de los martes.

Todo encaja a la perfección.

Y luego llega una semana con más trabajo.

O el cumpleaños de tu hija.

Se te estropea el coche y pierdes toda la tarde en llevarlo al mecánico.

Te toca la revisión médica de cada año.

Te has olvidado de hacer la compra y tienes la nevera vacía.

Un amigo te llama para un café, que hace tiempo que no os veis.

Hoy te llega un paquete de Amazon, pero claro, adivina a qué hora.

Y se te fastidian todos los planes.

Y vuelves a “fallar” una vez más, con todo lo que implica a nivel práctico, de movimiento, y también en un sentido emocional (frustración, culpabilidad, “falta” de voluntad).

Y bueno, “vamos a reorganizarlo todo, a buscar un plan mejor”.

Y ya que estamos, pues “empiezo el lunes que viene”.

Claro, con tanto imprevisto es imposible, ¿verdad?

Mira.

Los imprevistos no son el problema a resolver.

Porque en realidad los imprevistos nunca son imprevistos.

Siempre hubo, hay y habrá imprevistos.

Que haya imprevistos es algo que puedes tener totalmente previsto.

El problema es este:

Tu práctica de actividad física depende de que no haya imprevistos.

Cuando hay imprevistos, no hay movimiento.

Demasiado fácil, demasiado habitual que no te muevas.

¿Cómo solucionarlo?

Integrando el movimiento en tu vida.

Moviéndote tanto en tu día a día, como quien no quiere la cosa, que las bases estén cubiertas.

Y el entrenamiento, las salidas, el gimnasio sean un extra, un regalo que disfrutar cuando no hay imprevistos.

Entre otras muchas cosas, te enseño y lo establecemos como un hábito a prueba de imprevistos previstos aquí:

Movilidad Natural

Rober

PD: hay solo 8 plazas. En el enlace.