Un comentario habitual de las yogis

Digo las yogis porque está clarísimo que la mayoría de las practicantes de yoga son mujeres.

Algún que otro yogi, en masculino, también me ha comentado esto habitualmente.

(Y disculpen mi incorrección si no “se dice” yogi y es yogui o yogini o yoguini o no sé… Nos entendemos con yogi, ¿no?)

Hay una cosa que me encanta del yoga.

Y ojo que siempre hablo desde el punto de vista del yoga como práctica de movimiento.

De lo demás (espiritualidad, preceptos, meditación…), soy un completo ignorante.

Entonces, hay una cosa del yoga que me encanta.

Bueno, me encanta cuando se practica.

Que hay muchas veces que no se practica.

Porque es una práctica.

Hablo de la conciencia corporal.

Los practicantes de yoga que practican yoga con cabeza, tienen la conciencia corporal como uno de los pilares de su práctica.

Eso es una maravilla.

Porque es muy raro.

Tan raro que cuando no se practica, porque es una práctica, acostumbran a aparecer conflictos corporales.

En general y en el yoga.

En el yoga esto pasa cuando estamos más por lo de fuera (cómo se ve la postura, la marca de las mallas, la luz para la foto en Instagram), que pendientes de lo de dentro.

En fin… El yoga tiene, entre otras muchas cosas, esta parte buena:

Te invita (o casi obliga) constantemente a que seas consciente de tu cuerpo “por dentro”.

Si no lo eres, le sacas muy poco jugo a tu práctica y te expones a demasiados riesgos.

Hay un comentario habitual entre las yogis cuando practican algunas de mis propuestas.

Incluso cuando han cursado Movilidad Natural, que en principio es sencillito.

Rescato esto que me escribió Elena en pleno proceso, que lo sintetiza perfectamente ese comentario habitual:

<<Uff, Rober. Yo me pensaba que con mis años de yoga estaría más en condiciones.

Pero estos ejercicios y manera de hacer, con tanta intención (como tú dices), me han hecho darme cuenta de muchas cosas.

No estoy tan fuerte como pensaba. Ahora veo que en yoga abusamos de los isométricos, que en realidad no nos movemos tanto.

Madre mía cómo me tiemblan las piernas después de la serie de la sentadilla del pescador. De hecho, los primeros días no era capaz de terminarla del tirón. ¡Y son solo 10 repeticiones!

Además, nos “apoyamos” demasiado pasivamente en las posturas (ya ves cómo va quedándose ahí tu terminología y las comillas, jeje).

Bueno, eso. Que muchas gracias por todo. Y por hacerme darme cuenta de estas cosas.>>

Darse cuenta. La conciencia. Es el pilar.

Luego, hablando de atributos, la flexibilidad está muy bien.

La flexibilidad del yoga también, por qué no.

El “problema” es que para moverte la flexibilidad es solo un parte.

La parte que hace que las posturas y las fotos se vean mejor, sí.

Pero solo una parte.

Cuando la cosa va de moverse en un amplio recorrido, hay flexibilidad.

También fuerza, control, resistencia, estabilidad.

Eso: movimiento.

Si te interesa moverte, mira aquí:

Calistenia Minimalista

Rober