Hay muchas cosas tristes.
Entre ellas las que están relacionadas con:
- Las exigencias y los deberes.
- El machaque y el sacrificio.
- El control y la disciplina.
- La repetición exhaustiva y los burpees.
- La clasificación entre cardio y no cardio. (Esto, cuando se lo explico a mi hija de tres años, se pone a llorar, no sé si de tristeza o de risa).
- El reduccionismo sobre “lo más importante para adelgazar”.
- La fuerza y la hipertrofia (sin límites) para la longevidad.
Bueno.
Muchas cosas tristes.
Pero hay una que sobresale entre todas ellas.
Y sí.
La intención es buena.
Lo sé.
Ojo.
Menos cuando lo que se persigue no es el bienestar en primer lugar.
Quiero decir:
Cuando lo primero es el dinero, no el bienestar.
Si no, ¿de qué algunas marcas se iban a invertir tanto en promover carreras y eventos “épicos”?
La épica no te dará lo que buscas, jamás.
Pero sí “mueve” mucho money, siempre.
Con lo bonito que es comprenderlo.
Comprenderlo muy adentro, profundamente.
Con el cerebro no.
Eso sirve para pensar, no comprender.
Respirarlo y verlo claro.
Pero con los pulmones y con los ojos no.
Tampoco se hace así.
Con el cuerpo.
Todo eso con el cuerpo, enterito.
Una alternativa de promociones:
- Porque es la fuente.
- Porque es la naturaleza.
- Porque es el motivo y la motivación.
- Porque es lo que es, en un momento dado.
- Porque lo que te da moverte, NO EN EL FUTURO, sino instantáneamente, es brutal. Tanto, que no tienes por qué (pre)ocuparte de nada más. De calorías, de músculos, de mitocondrias. De nada.
- Por la vitalidad, la energía, la exuberancia.
Por la vida, por sentirte vivo, jo der.
Lo más triste de la promoción de actividad física, ejercicio y deporte es cómo se usan la carencia, el miedo y el expertisement interventivo.
Con lo sencillo y chulo que es comprenderlo.
Lo de moverte por moverte, digo.
Solo hay una forma de hacerlo, por eso.
Haciéndolo, claro.
Aquí:
La Práctica. Exploración – Aprendizaje – Diversión
Rober Sánchez
PD: muévete y vive y ya está. En el enlace.