Un poquito antes de empezar las vacaciones me escribió un hater u odiador.
No me dio tiempo a usarlo. Pero lo aprovecho para hoy.
Me encantan los haters. Son muy útiles para explicar algunas cosas.
Fue bastante agresivo y no tenía ni idea de lo que decía.
Sí tenía razón en una cosa.
Este post, si lees bien y entre líneas, tiene un montón de lecciones.
Atención.
Investigué un poco y parece que era fisio, inef y pni.
Un experto de la academia.
Nada en contra de estos tres gremios ni de los expertos.
De hecho, un buen puñado de personas que se apuntan a mis cursos andan por ahí.
Tengo buenos amigos y conocidos. Y muy buenos en su trabajo. Mucho.
Hay de todo, como en todas partes.
El tipo estaba molesto conmigo porque suelo insistir en una cosa.
El ejercicio no es necesario.
“Cómo puede ser que un (supuesto) profesional como tú diga estas barbaridades, cuando hacer ejercicio es fundamental para la salud. No haces más que demostrar tu incompetencia”.
Ostras.
Creo que no se ha parado a leerme.
Lo he explicado por activa y por pasiva durante los últimos diez años.
Es algo que entiende hasta un niño pequeño.
No porque un niño sea tonto, al contrario.
Son más listos que nosotros.
Fíjate cómo se mueven y se desarrollan y aprenden… sin hacer ejercicio.
Y si pensamos en nuestros antepasados, ahora que lo evolutivo está tan de moda, pues ni te cuento el “ejercicio” que hacían.
Series y series de ejercicios funcionales y burpees y levantar troncos y fortalecer el core y el suelo pélvico a base de planchas e hipopresivos (aplíquese un toque de sarcasmo).
Seguía con algo en lo que tiene razón, aunque no es en lo que tiene más razón.
Decía también: “Luego va y eres tú mismo el que propone más y más ejercicios y rutinas”.
Ahí le has dado.
Hago ejercicio y propongo ejercicios.
Que una cosa no sea necesaria no quiere decir que no lo puedas usar puntualmente como herramienta.
Y además con un fin muy concreto: moverte mejor, y no acumular más ejercicio.
No voy a alargarme con esto.
Están el blog y los libros.
¡La bomba!
El hater tenía razón, mucha razón en una cosa.
Lo siguiente:
“Eso sí, tu comunicación es muy buena. No hay nada como tener una buena comunicación”.
Cuánta razón, odiador.
Me has pillado.
No porque sea “buena”. Eso no lo puedo decir yo.
Pero sí en que mimo la comunicación, no sabes cuánto.
Gracias por haberlo percibido. Es todo un halago por tu parte.
Para mí es fundamental que se me entienda y resultar útil de verdad.
No uso términos raros o demasiado técnicos a propósito.
¿Podría? Sí. Lo hice muchos años. Me quité.
¿Por qué?
Porque me di cuenta de que lo importante es que te comprendan, y no demostrarle a nadie cuánto sé.
Y porque las personas normales con esas cosas tan raras se están haciendo la picha un lío –como diría mi madre.
Para que una persona normal se mueva no es necesario.
Además, no nos olvidemos de que somos personas.
Las personas se comunican.
Los cursos sin comunicación suelen dar como diez veces menos resultados que los cursos con comunicación.
Por eso doy soporte directo y personal –no en plan robot o asistente virtual.
Jo, hater, cuántas cosas has sacado a la luz.
Gracias.
Aprovecho para comunicar una cosa:
Si quieres depender menos del ejercicio (y el sacrificio) y moverte mejor, puedo enseñarte algunas cosas en mi plataforma de anti-educación online, el Laboratorio de Movimiento.
Rober