Hay un problema con las clases de yoga que puedes extrapolar a cualquier práctica de movimiento y que puedes solucionar en 15 minutitos, literalmente.
Te cuento primero el problema.
Luego la solución.
Digo el yoga no porque tenga nada en contra.
Al contrario, me encanta, a veces lo practico y lo encuentro interesante en algunos sentidos de movimiento.
Lo que explico podría servir para una clase de Pilates, por ejemplo, o de Crossfit o Zumba o lo que se te ocurra.
Cualquier clase dirigida por alguien que sencillamente da una serie de pautas y tú las sigues, y tenga que ver con practicar, combinar o enlazar una o varias habilidades o tareas corporales.
En el yoga pasa especialmente con lo que te contaré ahora.
Lo uso como metáfora, como simple ejemplo porque es lo más generalizado ahora mismo.
En el 99% de las clases de yoga, el 99% de los asistentes hacen algo así, hablando en segunda persona:
Tú entras.
Sigues las indicaciones de la persona a cargo, esforzándote en hacerlo lo más parecido posible según tus propias interpretaciones, con más o menos acierto.
(Muy a menudo creemos que nos movemos de una manera… que no tiene nada que ver con la realidad).
En ese momento el azar estará más o menos a tu favor, según el pautador que tengas delante.
En el mejor de los casos se acercará un par de momentos para darte pautas más “personales”.
Generalmente, al tratarse de un grupo, hace lo que puede con lo que sabe.
Y los consejos que lanza son, pues eso, grupales y generalistas, frecuentemente superficiales.
Tú pillas lo que pillas, intentas no perder el hilo y haces lo que puedes.
Se acaba la clase.
Te vas a casa.
Esto es así por triplicado:
(1)
Esto es así, aunque le pueda escocer a alguien, la mayoría de las veces.
Si no lo es personalmente en tu caso, no pasa nada.
No tiene por qué escocer.
Formas parte del 1% afortunado.
(2)
Esto es así en cualquier momento de la “clase tipo”, secuenciada:
Primero con la “meditación”.
Segundo con los saludos.
Tercero con los guerreros.
Seguido de los equilibrios, las torsiones o los puentes, según el día.
Y antes de la otra “meditación”, la del final, la guinda con las invertidas.
A toda prisa, ese momento que podría ser tan chulo y jugoso pero que suele reducirse a:
“Bueno, vamos a hacer cinco minutitos de invertidas.
Cada uno que se adapte a su nivel.
Utilizad la pared si lo veis necesario.
Mirad, se hace así”.
Y el pautador lo demuestra.
Y tú, lo mismo, lo pruebas y lo pruebas y lo pruebas clase tras clase tras clase.
Y te da miedo.
O aporreas la pared.
O no entiendes nada y haces cualquier cosa menos una invertida.
Y, con un poco de suerte, montas tu primera invertida de pura chiripa después de año y medio de “clases de yoga”.
Namasté.
*Insisto, no te quedes con el yoga o con las invertidas, sino con la clase tipo de la disciplina X a la que asistas y la habilidad Y.
(3)
Y esto es así porque esas clases dirigidas están mal planteadas por los impartidores y mal enfocadas por los asistentes.
Al menos si quieres aprender algo.
Si no, si lo único que quieres hacer es seguir una clase y decir “hago yoga” sin entender ni aprender nada, entonces nada que decir.
La solución en 15 minutitos.
Siguiendo con el ejemplo de las invertidas, pero sirve para lo que sea:
Coges un cuarto de hora, ¡un cuarto de hora!
Dedicas un cuartito de hora a entender la habilidad en cuestión.
No en plan cuatro pautas generales y vamos a probar.
Diseccionas la habilidad, te sumerges en sus profundidades, descubres cada matiz y detalle.
La proyección de la cabeza, la rotación de los hombros, la activación de las escápulas, la segmentación de la columna, la orientación de la pelvis, la tensión teledirigida desde los pies…
Eres consciente de todo ello y lo comprendes.
Y lo practicas.
Y lo aprendes… de verdad.
En resumen:
Si eres pautador pero en realidad quieres enseñar, enseñas.
Si eres asistente pero en realidad quieres aprender, aprendes.
El proceso es absolutamente distinto.
Eres consciente – comprendes – practicas – aprendes.
(Y tus habilidades progresan extremadamente más rápido, consecuentemente).
Bien.
Yo de yoga o de Crossfit o de Pilates o de Zumba en general y como disciplinas estructuradas no tengo ni idea.
De lo de invertirte y sus principios de movimiento sí.
Si quieres disfrutar y aprender de verdad, te enseño de verdad:
Invertidas – El arte de moverte bocabajo
Rober
PD: si quieres decir “hago yoga”, ve a una clase. Si quieres aprender yoga, busca a alguien que enseñe yoga.
PD2: conciencia, detalles al milímetro y soporte directo personal en vídeo. Aprender de verdad y por tanto progresar más rápido. Y disfrutar en lugar de estancarte. En el enlace.