El arte de construir capacidad de movilidad articular

Esta reflexión va para los más avanzados.

Bueno, y para los que no tanto pero también están tratando de mejorar su movilidad articular, se lo están tomando en serio y tienen entre manos un planteamiento con un volumen de trabajo vamos a decir que considerable.

Si estás metido en un proceso de mejora de movilidad articular, lo más probable es que ya te hayas dado cuenta de lo que sigue.

Una cosa es poder acceder a cierto rango para un patrón determinado y moverte una, dos, tres veces en él, y no me pidas más.

*Si hiciéramos el símil respecto a la fuerza máxima (que se suele coger como referencia ese rango de repeticiones, entre 1 y 3-4), para la movilidad estaríamos hablando de «movilidad máxima».

Pues una cosa es eso…

Y otra muy distinta es completar las series y repeticiones tal como deberían estar planteadas en un protocolo con cara y ojos, sensato, teniendo en cuenta ciertas cuestiones en torno al volumen total de trabajo y a la capacidad de completar diversas repeticiones de dicho patrón de manera consecutiva, tendiendo los números a lo que podríamos considerar «resistencia», como lo que veremos ahora.

Por ejemplo, podrías estar practicando el Buenos Días para mejorar tu movilidad «por ahí detrás», y tal vez has comprobado que el cuerpo ha respondido agradecidamente al estímulo que le estás dando y te permite ciertas cosas a nivel «máximo».

Ahora bien, estés trabajando en la progresión que sea, como decía, una cosa es poder hacer tres o cuatro repeticiones, y otra completar, por ejemplo hasta 5 series de 10-12 repeticiones consecutivas, es decir, 50-60 repeticiones en total para una misma sesión.

Si a eso le sumas el resto del trabajo complementario de tu programa, ya ni te cuento.

En definitiva, este hecho es de vital relevancia, porque pone de manifiesto el propósito de «cumplir» con un programa de mejora de la movilidad articular.

No se trataría, pues, de poder acceder y moverte alrededor de ciertos rangos para un patrón específico, cosa que en un momento dado puede ser el resultado de aplicar algunos trucos.

Eso vamos a decir que es bastante sencillo.

Más bien consistiría en hacerte «bueno» en ello, en buscar cierta sensación de… «Buah, es que en esto voy sobrado».

Es justo la intención que va a darte mejores resultados:

Cuando intervienes, cuando «entrenas», cuando te centras en algo específico, analítico, concreto… lo que tendrías que desarrollar es capacidad en lo que estás practicando, y no solo la habilidad o la posibilidad.

¿Y por qué plantearlo así?

Fundamentalmente por dos motivos:

  1. Para realmente consolidar la habilidad y que el cuerpo se sienta muy cómodo, sea muy capaz cuando tenga que realizarla una o dos veces, o integrarla dentro de otro patrón más «general» o global que la requiera.
  2. Como consecuencia del punto 1, para que cuando esto ocurra lo hagas con plena confianza y seguridad, al saber (corporalmente, no de boquilla) que ese patrón en ese rango lo tienes completamente consolidado.

De nuevo, el atributo o la sensación que mejor describe este hecho lo comentaba arriba:

IR SOBRADO.

De ahí lo de «construir capacidad».

De ahí lo de proponer volúmenes de trabajo que se pueden percibir como «altos» y resultar exigentes.

Es una cuestión de puro acondicionamiento, entrenamiento, capacidad, ir sobrado 😉

Entonces… siguiendo con el ejemplo del Buenos Días.

Para cada una de las progresiones que tal vez te estuvieras planteando, ya sea añadiendo inestabilidad, alargar las palancas o incrementar la carga, no te conformes con poder acceder a la progresión que tengas entre manos en un momento dado.

Antes de avanzar de «nivel», especialmente cuando ya empieces a trabajar con carga, asegúrate de consolidar las 50 repeticiones (por decir algo), de poder completar las 5 series de 10 repeticiones de forma sólida, vamos a decir relativamente cómoda, «sobrada».

Esto afianzará mucho mejor las adaptaciones que estés desarrollando.

Te permitirá afrontar el siguiente nivel con mejor forma.

Y te ofrecerá más garantías de poder utilizar tus nuevas posibilidades no solo cuándo quieras, sino cuánto quieras.

Esta forma de abordar las cosas, en la era de las prisas y «dame el truco ya» es todo un arte.

De ahí el título.

Tenlo presente.

Rober Sánchez