No lo voy a dejar para el final.
Así te ahorro tiempo, por si un año más quieres seguir con el mismo rollo.
Y dentro de 365 días encontrarte pues… cómo no… en el mismo punto y con el mismo conflicto.
Con todos esos objetivos incumplidos.
Pero con un año menos de vida restante, ojo.
Y con la frustración y la culpabilidad y el machaque.
Y la sensación de haber “fallado” porque, claro, deberías haber sido más disciplinado.
Y la comparación con todos esos que sí lo consiguen y están más cerca de su “mejor versión”.
Pero tú no.
Tú sigues siendo una versión mediocre de ti mismo.
Y todo debido a tu incompetencia.
Como para no sentirte defraudado contigo mismo.
Y creer que has hecho algo “mal”.
Y volver a empezar para hacerlo “mejor”.
La fórmula mágica para condenarte a vivir en este bucle por los siglos de los siglos.
Mira.
Esta versión es la mainstream.
(Parece que) Tiene su lógica, es simple y se sustenta en una actitud de control.
Luego la vida de cada cual, la de verdad, con sus complejidades y sus sorpresas y sus vaivenes, viene y te pone en tu sitio.
Que puedes rechazar con más exigencia y más control y más disciplina, claro.
Aunque, cuidado, que dicen por ahí que lo que se resiste, persiste –y con más empeño.
Afortunadamente, hay otras versiones, alternativas, posibilidades.
Y hay una, bastante impopular, que es especialmente efectiva para no defraudarte con los objetivos incumplidos.
Es muy simple, mucho más simple que la otra versión.
Y, al mismo tiempo, encierra muchísima complejidad, incertidumbre, “desorden”, aleatoriedad.
Justo al contrario del “ejercicio”.
Justo igual que el movimiento.
O la vida.
¿Cómo no defraudarte con tus objetivos incumplidos?
No teniéndolos.
Haz todo lo contrario de lo que dicen los gurús de la salud y la productividad y la vida eterna.
No te marques objetivos de Año Nuevo.
Libérate y líbrate de ellos.
(Y de toda la exigencia, la ilusión de control, el automatismo y la culpa que les acompañan siempre).
–¿Pero eso no es vivir a la deriva, Rober?
No tiene por qué.
Mírame a mí (como mero ejemplo anecdótico, nada más).
Tal vez no estabas por aquí, pero si eres veterano me recordarás de cuando aquel blog de una vida sencilla.
Hace doce o trece años de aquello.
Me di cuenta de todas estas distracciones que no nos dejan ver con claridad.
Y desde entonces jamás me he marcado objetivos de Año Nuevo, ni propósitos ni mierdas.
Y aquí estamos.
Y ni tan mal.
¿Cómo hacerlo?
Puedes vivir una vida coherente contigo mismo, teniendo (más o menos) claro hacia dónde te quieres mover.
En qué dirección quieres orientarte.
Pero de manera dinámica y flexible, móvil, adaptable al cambio y los imprevistos, que no suelen ser pocos.
Y sobre todo mucho más conciliable con la vida y, por tanto, liberadora.
Puedes explorar.
Ser un Indiana Jones de tu vida y buscar sus tesoros, con un toque de cachondeo.
Puedes jugar.
Puedes no tomártelo tan en serio –y tomártelo muy en serio al mismo tiempo.
Puedes incluso usar algunos objetivos, momentáneamente, como herramientas.
Como las métricas. Como la tecnología.
Pero sin permitir que ellos te usen a ti, siendo hábil y capaz para soltarlos cuando lo consideres oportuno o ya no te sean útiles.
Y puedes no ser tan exigente, tan disciplinado, tan machacón, incluso cruel contigo mismo.
Y aun así, como lo hace toda la “maldita” vida que te rodea…
Los animales, las plantas, las nubes, los planetas, el agua, ¡los niños!…
Seguir en movimiento.
Si te mueves así, es suficiente.
Porque seguro que llegarás a algún sitio.
Porque hay un fluir que inevitablemente te va a llevar a algún sitio.
¡Y además!
Y además, “misteriosamente”, partiendo de un lugar de aceptación y calma, dónde ya estás bien, tranquilo, en paz.
(No como el punto de rechazo, fricción, sufrimiento implícito en pretender “mejorar tu versión”).
En caso de querer moverte de esta manera, sin objetivos pero con objetivos, sin fijar nada pero fijándote cosas, esforzándote pero sin esfuerzo, y conciliándolo con tu vida cotidiana en todo momento con total flexibilidad y libertad,
aquí dentro tienes diferentes direcciones de movimiento:
Cursos del Laboratorio de Movimiento
Rober
PD: Aprovecho para desearte dos cosas.
¿Éxito y objetivos cumplidos?
No.
Demasiado predecible.
Juego y posibilidades.
Juego y posibilidades.
Un año lleno de juego y posibilidades.
¡Lleno de vida, co ño!
En el enlace.