Otro año más no, por favor

Mira.

Este es un post diferente y corto.

Corto por corto.

Diferente por cómo voy a hablarte.

Yo generalmente escribo como hablo.

Si me has conocido en persona, lo sabes.

Lo que pasa es que los posts, al ser algo que leen unas cuantas miles de personas, aunque intentan tener un aire personal y humano, de gente normal, son… digamos que prudentes, por jugar con cierto margen.

Por poner un ejemplo…

Yo diría que te hablo más o menos como a mi vecino del tercero, Ramon, con quien me llevo de coña y hago cachondeo y soy franco otras veces y le he prestado mi hombro cuando murió su madre y lo que toque.

Y al mismo tiempo, pues eso, como con cierta prudencia.

Ser transparente, asertivo, cercano, incluso cariñoso o chinchón a veces… pero sin apretar del todo.

Hoy no voy a tratarte como a Ramon, con quien tengo buen rollo.

Lo voy a hacer como si fuéramos muy buenos amigos de toda la vida, literalmente.

De esos con los que has compartido aventuras y sueños y secretos.

Siendo muy directo.

“Otro año más no, por favor”.

Léelo y escúchalo con un tono al estilo Manolo Banderas al ponerle voz al Gato con Botas en Shreck, mientras mira al ogro con las lagrimillas reposando sobre los párpados.

Vamos, en plan “perdóname la vida, no me comas”.

Este podría ser tu cuerpo (y tu cabeza).

Estos días te he estado hablando de una vía indirecta para empezar a cambiar de rumbo y orientarte hacia “lo del movimiento”.

Eso de ir dejando de pensar en “ejercicio” para moverte “de verdad”, hacia la habilidad, la complejidad y la diversidad.

Al fin y al cabo, te da mucho más de lo que da el ejercicio, y lo que te da el ejercicio te lo da de gratis, como una consecuencia.

Por no hablar de que es mucho más estimulante y divertido. Engancha más.

La vía es indirecta porque el cambio no es a saco y no implica dejar de hacer el ejercicio que estás haciendo, si no quieres.

Te la puedes tomar como un complemento.

Directo:

Con toda la franqueza y la determinación del mundo, y cariño y respeto y cachondeo y todas esas cosas que se mezclan espontáneamente con un buen amigo o amiga…

Si llevas más o menos tiempo con el runrún del movimiento y la tienes ahí, la tienes ahí pim pam pim pam, la idea, digo, pero no te atreves a dar el paso, piensa en una cosa.

Es inicio de año.

La motivación está a tope.

Ya hemos hablado y dado mil vueltas a los conceptos.

Y sobre que esto es un Laboratorio (porque se hacen experimentos) y que lo que más importa no es la inspiración, sino la transpiración, la acción, el movimiento, la experiencia.

Otro año más no, por favor.

Podría ser tu cuerpo (y tu cabeza) pidiéndotelo.

Y si no, te lo digo yo, como se lo diría a un buen amigo.

Dejar escapar la oportunidad de ese giro, de ese cambio de rumbo y no atreverte a moverte para seguir escachuflado en el ejercicio (o ni tan solo eso).

En lugar de lanzarte a la piscina, porque al final se trata de eso, como todas las decisiones que implican un cambio de dirección.

Y ver qué pasa con eso del movimiento, con las posibilidades de la vida, sin más.

Para empezar a moverte de verdad, pero sutil, sin hacer mucho ruido, fluido:

Invertidas – El arte de moverte bocabajo

Rober

PD: ¡Eps! No quiero convencerte de que te apuntes a Invertidas. Si no lo estás, no lo hagas. Sí quiero convencerte de que si estás ahí con el runrún de empezar a moverte, lo hagas y no te quedes ahí dondequiera que estés otro año más.

PD2: si te he convencido de no seguir otro año más así y te cuadra, te propongo empezar indirectamente, aprendiendo a moverte bocabajo. En el enlace.