La mirada sucia de mi mujer

Este fin de semana, como habitualmente si nos quedamos por aquí, bajamos Meli, Abril, Lula y yo a las barras de street workout.

Meli es profesora de inglés en secundaria y bachillerato.

No sabe nada de “entrenamiento”.

En las barras había un grupo de unas doce personas, de entre 20 y 35 años, diría, guiadas por un personal trainer.

Parecía que estaban haciendo algunos test.

Cuánto puedo hacer de esto y cuánto de aquello.

El grupo iba de aquí para allá, barra arriba barra abajo.

El PT también, contando y apuntando.

Yo jugaba con Abril, que allí se transforma en Mowgli pero en versión rubia y rizacos.

Y observaba.

Pero no era el único que observaba.

Meli, mi mujer, mientras practicaba sus cosas, también lo hacía.

En un momento dado se me acerca y me dice, toda inocente…

Que siempre he explicado que igual que yo soy un merluzo y hago las mejores tortillas del mundo, ella es la persona con el corazón más puro que he conocido…

Me dice:

—Jo. Así cualquiera. Pero esas dominadas las veo como sucias, ¿no? Cariño, ¿no vale más la pena hacerlas XXX?

*XXX: descripción muy larga.

Ostras.

No hay nada como no tener ni idea sobre calistenia y poder intuir cómo NO hacer las cosas de un vistazo.

Y resumirlo en una palabra intuitiva:

Suciedad.

Deriva en una lección por vía positiva, la moraleja del día:

Para moverte mejor, anteponiendo la calidad a la cantidad, también en la práctica de fuerza, busca limpieza, elegancia, armonía.

Que hasta alguien no experto puede ver la porquería a simple vista, sin estudios ni certificaciones en biomecánica.

Respetando ese fundamento, la calidad, puedes tener unos brazos fuertes invirtiendo muy poco tiempo.

Te enseño cómo en este curso:

Calistenia Minimalista – AntiPrograma de Fuerza de Brazos

Rober

PD: con mi soporte directo, también en vídeo. En el enlace.