La peor época para luchar

Puede que últimamente moverte y ponerte a practicar te esté costando un poco más de lo habitual.

Hay más pereza, más desmotivación, más dispersión, más letargo.

Es normal.

Tiene que ver con cuánto nos hemos desconectado de nuestra naturaleza.

Las discordancias evolutivas están cada vez más presentes, especialmente en estas fechas.

Menos tiempo al aire libre. Menos Sol. Menos comida de verdad. Menos relaciones sociales estrechas promovidas por y para un bien común.

Y menos movimiento. No ejercicio. Movimiento.

Una gran fantasía en la que vivimos es nuestra agenda y nuestra forma de encarar las cosas.

La agenda es exactamente la misma semana tras semana, excepto en vacaciones, para quien tenga.

La manera es ir siempre a tope.

Semana tras semana igual.

Siempre a tope.

Independientemente del calendario (y otras cosas).

Si observas a la propia naturaleza y la gran mayoría de los bichos que forman parte de ella, todos excepto el ser humano moderno varían su comportamiento, sus hábitos, incluso su “énfasis energético” o vigor, por así decirlo, según las estaciones.

Sitúate en el plano evolutivo y fíjate en un detalle:

Este programa natural ya no es una mera cuestión animal.

Hasta las plantas lo respetan.

Hablamos de unos cuantos cientos de millones de años.

Y nosotros, que somos muy listos, tratamos de piratear el sistema —obviamente sin éxito.

Y nos enredamos, y nos esforzamos, y nos damos cabezazos contra la pared, y luchamos… y nos desgastamos, frustrados, impotentes, exhaustos.

Un tipo llamado Carl G. Jung dijo hace más de cien años:

“Lo que niegas te somete.

Lo que aceptas te transforma.”

Quizá es hora de aceptar que es invierno.

Darte cuenta de que es la peor época para luchar.

Y transformarte.

¿Dejar de moverte? Nunca.

Bajar el ritmo, la exigencia, el deseo, las expectativas, puede.

Hay una bonita manera de seguir en movimiento centrándote más en la calidad que en la cantidad.

Mucho más focalizada en la respiración, el equilibrio, la atención y el disfrute.

Y que además te ayuda a mirar las cosas de una manera un poco distinta. ¿Del revés?

Es esta: Invertidas — El arte de moverte bocabajo

Rober

PD: sin agobios. Sin prisas. De tranquis. Que vas haciendo a tu propio ritmo. En el enlace.