Una oferta que no podría rechazar. Qué miedo

Esta noche he tenido un sueño del que estoy especialmente orgulloso.

Tranqui, que no es un sueño en plan Mr.Wonderful y todo lo bueno que puedo hacer por el mundo y lo iluminado que soy.

Esconde una de las lecciones más importantes a la hora de moverse en lugar de hacer ejercicio.

Y es algo de lo que enorgullecerse.

Ramon Pellicer se presenta en casa, como si me conociera de toda la vida.

Pellicer, para quien no lo sepa, es presentador del telediario en la tele pública catalana.

Otra pista: estuvo casado con la también periodista Julia Otero.

Buena planta, siempre bronceado, el traje impecable.

Y una caída de ojos cuando pestañea y cambia de toma…

Es encantador, que dice mi madre.

El yerno perfecto.

Total, eso, que se presenta en mi casa.

Se sienta con nosotros.

Y me suelta:

“Mira, Rober.

Vengo a proponerte algo.

Yo estoy un poco cansado.

Y me gustaría que me sustituyeras.

¿Qué te parece presentar el TN del fin de semana?

Te pagaríamos 600€ al mes”.

Dos incisos:

1 TN se refiere a Telenoticies, como llamamos al telediario por aquí.

2 Pellicer cobra algo más de 10000 pavos al mes. Y va y me ofrece 600. Qué cabrón.

Siento palpitaciones.

Miro a Meli con los ojos bien abiertos. Los dos. Ella y yo.

¿Esto va en serio?

¿Pellicer ofreciéndome presentar el TN?

Cuando yo, además, con lo introvertido que soy y lo mal que llevo eso de hablar en público.

Como para hacerlo delante de una cámara mientras sé que me ven en directo unos cuantos centenares de miles de personas.

Estoy cagado de miedo.

“¡Sí!

¡¡Claro que sí!!

A tope, por supuesto.

Cuenta conmigo, Ramon”.

Y me despierto, porque son las 5 y pico ya y parece que he tenido suficiente.

Y me siento súper orgulloso de haber aceptado su oferta.

A pesar del yuyu.

Como sabes, yo hasta los treinta y pocos era un fiel y servicial personal trainer de la industria del fitness.

Hasta di el paso de salir de los gimnasios para abrir mi propio centro, que tuve en marcha diez años.

Lo aposté todo por el fitness.

Pero lo cierto es que desde casi casi el principio había cosas que me chirriaban.

Algo no me cuadraba, le faltaba sentido.

Aunque no hacía nada, seguía en piloto automático.

Lo que me llamaba la atención, que a su vez era todo de lo que carecía el fitness, me daba miedo.

Porque de alguna manera contradecía las normas, las recetas, los principios, las creencias que me habían inculcado.

Y porque, en el fondo, ponía en peligro “mis negocios”.

Hasta el día que dije “¡a tomar por culo!”.

Y me lancé a la piscina de investigar, explorar, descubrir otras posibilidades de movimiento.

Como suele aconsejar Tim Ferriss, gurú de gurús, a menudo aquello que te da miedo, ni que sea sutilmente, es justo lo que marca el camino a seguir.

Las emociones, el aprendizaje, las cosquillas de la vida están justo ahí.

Una forma de moverte fuera de la jaula mucho más enriquecedora y hasta diría que infinita la puedes aprender en este curso:

Locomociones – Muévete con inteligencia y disfruta de un cuerpo hábil

Rober

PD: siendo franco, es la que considero la mejor manera de empezar a experimentar eso de moverse cuando quieres salir de eso del fitness. Luego te abre las puertas a mucho más. Arriba