Escuchaba una entrevista a Karin Bensabat.
Karin forma parte de la élite de la cultura del movimiento, por así decirlo.
Ha sido alumna directa de Ido Portal, el gurú por antonomasia, durante casi dos décadas, desde sus doce años.
Casi nada.
En fin, que sabe un buen rato de movimiento, mucho más que yo, y vale la pena prestar atención a su experiencia y sabiduría.
En la entrevista explicaba que desde siempre lo que mejor se le daba era la halterofilia, así como cualquier expresión de fuerza vigorosa y lineal.
En un momento dado comparte una gran lección que no es la lección definitiva de este correo:
“Cuanto más tiempo pasas dentro del agua, más posibilidades tienes de ahogarte”.
Es decir, lo de siempre.
El cuerpo se adapta a aquello que más haces y, por ende, empeora en aquello que no practicas.
En términos de movimiento, un especialista está destinado a asfixiarse en su propia especialización.
¿Cómo lo enfoca ella para que no le pase?
¿Deja de levantar peso?
No.
Es una parte importante de su práctica.
Pero, al mismo tiempo, reconoce y comprende sus limitaciones.
Cuenta, entonces, que lleva unos cuantos meses dedicados a aprender a jugar a baloncesto.
Porque se dio cuenta de una cosa.
En teoría, y solo en teoría, tenía unas piernas muy “fuertes” gracias a la halterofilia.
Pero un día se puso a jugar con unos amigos en el parque y…
…un desastre total.
Lentitud, descoordinación, falta de ritmo en los pies, debilidad en los tobillos, cortocircuitos corporales a la hora de saber cómo colocar su cuerpo mientras se movía por la cancha…
Una bonita manera de ser consciente de que tal vez uno debería plantearse de qué forma y en qué escenario y contexto define el término “fuerza”.
¿Realmente tener unas piernas lineal y estáticamente “fuertes” le estaban sirviendo para moverse mejor?
¿Se pueden considerar “fuertes de verdad” esas piernas?
¿O débiles, frágiles, torpes, poco hábiles cuando una les solicita movimiento de verdad?
Moraleja del día:
Nadie niega, y mucho menos ella, que la cuestión de la fuerza lineal y en estático es importante y puede tener su cabida.
¡Pero!
¿De qué sirve si no hay coordinación, colocación, agilidad, distribución, ritmo, capacidad de reacción, fluidez?
Si haces ejercicio de fuerza de piernas convencional puede estar bien, por qué no.
Pero sé consciente también de sus carencias, si pretendes moverte bien.
Para lo otro, para lo orgánico, utilitario, funcional, el enfoque requiere de mayor diversidad y complejidad, incluso incertidumbre.
Pronto habrá mucho de eso por aquí, muchísimo movimiento.
Empezaremos con lo más simple, para “todos los públicos” (que cuenten con cierta Movilidad Natural, claro; sin ella no hay nada que hacer).
Y progresaremos mes a mes hacia la complejidad y la diversidad, por supuesto.
Si antes quieres asentar las bases para poder disfrutar del máximo de posibilidades y pasártelo teta, te recomiendo este curso:
Locomociones – Muévete con inteligencia y disfruta de un cuerpo hábil
Rober
PD: para el primer paso, teclea en Google Movilidad Natural.
PD2: para la coordinación, agilidad, memoria, ritmo, colocación… y la resistencia, fuerza y movilidad consecuentes sin preocuparte por ellas, es en el enlace de arriba.