Esto es de lo más chulo que me han contado nunca.
Y no es la primera vez.
Me pasa con cierta frecuencia.
Hablaba con Fer, porque, ya sabes, aquí el soporte lo doy yo y no un robot o un asistente chachipiruli.
Fer, que es argentino y tiene 50 y tantos, ha completado todos mis cursos.
Por lo tanto, es un tipo con experiencia, que ya sabe de qué va la cosa y disfruta de cierta libertad de movimiento.
Y, sobre todo, por supuesto, de autonomía.
Esto es bonito.
El caso es que Fer vive en Irlanda.
Allí va a un gimnasio que se ve que es muy guapo.
Como los monitores y entrenadores que trabajan en él.
También se ve que tiene muy buena relación con ellos.
Y, bueno, Fer se monta sus propios “entrenos”.
Hace su movilidad, su calistenia, sus locomociones gateando de aquí para allá, sus invertidas.
Ojo, que también hace máquinas y pesas y levantamientos.
Lo mezcla un poco todo, a su manera.
Fer se plantea su propia práctica de movimiento –y no la que nadie le ha dicho que debe tener.
Atención con esto.
Unos días atrás, uno de los monitores se le acerca y le pregunta:
–Oye, Fer… ¿pero tú habías sido profesor de educación física o algo así, verdad?
–¡Jaja! Qué va… Yo tengo una tienda de discos. ¡¡Pero gracias!!
¡Nivelón!
¿No?
Que cada cual extraiga sus conclusiones.
Luego también me contó que estará en mi mentoría.
Es esta:
La Práctica: Exploración – Aprendizaje – Diversión
Rober
PD: lo de educarse hasta que un profesional te confunda con un profesor, en el enlace.