Porque movilidad significa habilidad para moverse.
Así, cuando entrenas tu movilidad, en realidad estás entrenando tu capacidad de generar fuerza en el rango de movimiento por el que te estás moviendo, valga la redundancia.
¡Ojo! Esto no debe confundirse con el entrenamiento de la flexibilidad, que también es importante, por mucho que ahora algunos la desprecien, que no es más que la capacidad de acceder a ciertos rangos de movimiento desde la relajación, la pasividad.
Para moverse, ambas cualidades son importantes. El movimiento siempre está compuesto de ambos aspectos, contracción y relajación. De ahí que siempre apueste por practicar las dos vertientes en paralelo, como expliqué en Anti-fitness. Ablandarse vs. endurecerse.
La mayoría de la gente no es flexible ni móvil, o sea, ni alcanzan ciertos rangos ni pueden aplicar fuerza en ellos, es decir, moverse. A esta idea la llamaremos rigidez involuntaria, la mayor garantía de algo que no nos interesa cuando nos movemos: fragilidad.
Por eso, a día de hoy me atrevería a afirmar que la movilidad es más importante que la flexibilidad. Al fin y al cabo, si uno pretende moverse con amplitud, diversidad, libertad y confianza, ser móvil le asegura control y estabilidad en cualquier situación, algo que poco tiene que ver con la flexibilidad. Entonces, móvil en el rango que sea es mejor que flexible en un rango mayor.
Aparte, curiosamente, entrenar la movilidad también mejora la flexibilidad. El cuerpo interpreta algo así como «ei, tengo control en este rango, puedo moverme en él con total confianza, accedamos». Si uno solo practica la flexibilidad esto no ocurre.
¡La cara!
Como truco o atajo para medir la eficacia del entrenamiento de movilidad, invito a observar la cara del practicante.
Un entrenamiento de movilidad es más eficaz cuanto más se reflejen en la cara aspectos como esfuerzo, tensión, intensidad e incluso cierto grado de dolor, que uno reconocerá como seguro y adecuado según progrese en su proceso de movimiento personal hasta establecer una íntima amistad –este nivel de conocimiento, de cultura, no se puede encontrar en ningún libro, curso o profesor; vivencia pura y dura.
Y lo sé, y lo siento mucho Mr. Wonderfulers, este tratamiento no está indicado para pieles sensibles. Como dice Arturo Goicoechea, «know pain, no pain».
(Como buen anti-gurú, enseño mi basura, hoy mi caretus horribilis durante la movilidad de la mañana)
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