Sigamos desgranando los errores más habituales en el entrenamiento de la movilidad articular.
El primer error ya lo detectamos (y le pusimos solución) en este artículo.
Este segundo error, en realidad, parte de la misma confusión que el primero.
Aunque, cuidado… Se le añade una “mala” costumbre que tienen la mayoría de las personas en esto del entrenamiento, el ejercicio, el acondicionamiento.
Vayamos paso a paso, empezando por la confusión.
Y no me voy a explayar mucho, porque ya lo hice en el artículo enlazado arriba, el del primer error.
LA GRAN CONFUSIÓN
Verás.
En general, estamos muy confundidos con la cuestión de la movilidad articular.
Creemos que:
- Es una cuestión de “estirar”.
- Es una cuestión tirando a pasiva, de “relajarse”.
- En definitiva, es una cuestión de flexibilidad.
Y tanta confusión te confunde confusamente hasta la GRAN confusión:
Pensar que para ganar movilidad tienes que estirar y estirar y estirar por los siglos de los siglos todos los días.
Y aguantar y mantener y respirar y esperar quieto en diferentes posiciones, “estiramientos”, por dos minutos o más.
Y ser muy disciplinado y dedicarle mucho tiempo y aburrirte como una ostra, vaya.
Cuando no.
No va por ahí la cosa.
*Justo por eso lo que enseño en Movilidad Natural o incluso el curso de Movilidad Avanzada de Piernas no tiene nada que ver con eso.
La movilidad articular, fundamentalmente, es una cuestión de FUERZA.
Fuerza para poder moverte con control y estabilidad en patrones de movimiento para los que las articulaciones implicadas en dichos patrones se ven expuestas a ciertas desventajas mecánicas, comprometiendo (exigiéndoles un esfuerzo “extra” para) su movimiento en los extremos del rango articular.
En resumen: moverte con FUERZA, control y estabilidad en una amplitud articular “extrema”.
(Entendiendo extrema como algo subjetivo, personal, los extremos articulares del individuo en cuestión, en este caso tú, sea cual sea tu “nivel” o condición).
Entonces…
Lo que haces y promueves y consigues con lo otro, con lo de “estirar”, con lo de esperar quieto, con lo de relajar y tal, no es movilidad.
No es movilidad porque aunque alcances ciertos rangos, no desarrollas fuerza, control, estabilidad en ellos.
No es movilidad porque no puedes moverte en dichos rangos.
¿Bien?
Yo diría que muy bien.
Confusión aclarada.
LA “MALA” COSTUMBRE
Esto es algo personal.
Generalizado pero personal.
O sea que, excepcionalmente, puede que no te sientas identificado.
Aunque, aún así, te invito a revisar la cuestión, personalmente.
No sea que tengas el vicio…
Al grano.
La mala costumbre de la mayoría de las personas a la hora de entrenar, de “hacer ejercicio”, de acondicionarse en algún aspecto, y más (pero muuuuuucho más) en cuestiones de movilidad, es solo una:
La exigencia, el “apretar los dientes”, la intensidad aplicada en lo que estés practicando.
Ojo.
En ningún caso, y dada la naturaleza y trayectoria de M de Movimiento creo que ya ha quedado suficientemente claro, estoy diciendo que uno deba machacarse, practicar a lo loco, entrenar en plan épico, subirse al tren del no pain no gain.
Usar la cabeza es la primera premisa por aquí, siempre.
Peeeero…
Lo que he observado y sigo observando a lo largo de los años en este juego, y algo que también se ha evidenciado a la hora de estudiarlo, es que en general las personas aplican poca intensidad a su acondicionamiento, mucha menos de lo que pueden tolerar y, por consiguiente, también menos de lo que sería óptimo y eficaz para conseguir progresos.
Esto, como decía, se ve de manera más clara cuando hablamos de la movilidad articular.
Las personas suelen “apretar”, exigirse poco.
En gran medida creo que por tres motivos:
- La gran confusión que veíamos más arriba, al pensar que es una cuestión pasiva y de relajarse.
- Cierto miedo a moverse y aplicar fuerza cuando las articulaciones se configuran en esas posiciones “extremas” de desventaja mecánica.
- Derivado de los dos puntos anteriores, falta de exposición a eventos de este tipo, no por la “forma”, el qué, sino por las maneras, el cómo.
Por lo que, si es tu caso, cuando apliques lo que te estoy explicando, hazlo con conciencia y de manera progresiva.
Si no, tu cuerpo se va a rebotar, y corres más riesgos de que ocurra algún “conflicto”.
LA SOLUCIÓN
Con todo, a efectos prácticos, no seguir cayendo en este error implica:
- Comprender la naturaleza de la movilidad articular, que es una cuestión de FUERZA.
- Acondicionarte, entrenar, practicar como si estuvieras acondicionándote, entrenando, practicando “ejercicios” de FUERZA –con la implicación inevitable del factor INTENSIDAD.
*No puedo dejar de insistir en el hecho de que tal abordaje no se escapa de los principios de especificidad, sobrecarga progresiva e individualización del proceso… y de usar el músculo más importante “intensamente” (el celebro, digo).
Como muestra, y solo como muestra (no como medallita personal), te dejo un vídeo un poco más abajo.
No te fijes tanto en el “ejercicio”, el qué.
Mira mi cara, reflejo del cómo.
¿Aprieto los dientes?
Pues eso.
*Y, por última vez, con toda la “cabeza” y principios comentados como prioridad fundamental.
Moraleja (sobre todo si experimentas un progreso tirando a nulo):
Puede que te falte intensidad.
Tenlo presente.
Rober Sánchez
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PD2: el vídeo ejemplo aquí debajo…