(7) El ingrediente secreto indispensable

Este es el séptimo capítulo del proyecto Cómo moverte con un bebé (o una vida de alta demanda).

Tienes toda la información del proyecto en su página de presentación e índice.

Puedes participar activamente en los comentarios. Consulta las bases del enlace de arriba.


LÍMITE AUTO-IMPUESTO

Fíjate en dos cosas.

La primera, uno de los grandes objetivos de la propuesta convencional del ejercicio físico y el fitness.

¿Cuál?

Cansarse, fatigarse, exprimirse, terminar hecho polvo (y enaltecer el sacrificio, la «superación», la épica…), «quemar» grasa, moverse (jajajajaja) cerca del fallo muscular para estimular la hipertrofia, «destruir» fibras musculares para construir nuevas y tal.

La segunda:

No sé si lo recordarás de los capítulos anteriores. Es sutil pero CRUCIAL, tanto como para dedicarle un capítulo entero.

En realidad, en mi día a día el primer movimiento de la mañana ocurre en reposo absoluto, en no-movimiento.

Seguidamente, la caminata alternada con carrera la autorregulo por sensaciones y con una barrera clara para no pasar «demasiado» tiempo corriendo y respetar la técnica que compartí en el Capítulo 2.

Las movilizaciones articulares al llegar a casa jamás tienen la pretensión de «ganar» nada a base de demandar un esfuerzo extra.

Y para finalizar la mañana, incluso mi «rutina» de fuerza para mi jubilación diariamente transcurre limitada por una línea roja que nunca sobrepaso. De hecho, describía que me quedo muuuuuy lejos de alcanzarla.

Durante el día a día, el mantenimiento de mi movilidad natural se basa en la integración de movimiento en mis actividades cotidianas, sin «hacer ejercicio» ni tener que sufrir o sudar.

Y, para más inri, mi práctica intencionada, ejecutada mayoritariamente en forma de micro-prácticas de 15-20 minutos incrustadas aquí y allá… Es que en tan poco tiempo es imposible alcanzar el LÍMITE AUTO-IMPUESTO del que hablo.

La barrera, la línea roja, el no «ganar», el no sufrir ni sudar que comentaba.

Pues fíjate en esas dos cosas:

  1. Lo que se suele buscar en la propuesta convencional de «hacer ejercicio»…
  2. …es justo lo que intento evitar a toda costa en mi riquísima y complejísima práctica de movimiento.

Porque es…

EL INGREDIENTE SECRETO INDISPENSABLE

No cansarme.

La fatiga, el cansancio, el ir con la lengua fuera.

En amplísima proporción

  • Caminar y correr sin cansarme.
  • Movilizarme sin cansarme.
  • Generar vigor, «fuerza», siempre y cuando me sienta fresco.
  • Integrar el movimiento en el día a día como si nada, sin provocar un ápice de fatiga.
  • Micro-practicar para nutrir mi Movimiento a base de explorar posibilidades, aprender, desarrollar, explorar, profundizar, refinar movimientos… No «acelerar mi metabolismo», «depletar el glucógeno», «quemar calorías» o «destruir mis glúteos».

Todo eso lejos, muy lejos.

¿Por qué?

Por dos motivos.

MOTIVO 1:

A ver, a ver, a ver…

El contexto, siempre el contexto.

¿Cómo se llama este proyecto?

Cómo moverte con un bebé (o una vida de alta demanda).

O sea, es que esta vida de incertidumbre, biberones, pañales, y además compaginada con una cría de 5 años y las pilas que no se le acaban nunca, el curro y tal, pues es una vida que ya cansa bastante, diría yo.

Como para añadir cansancio.

Mira, no te voy a contar nada nuevo pero sí algo que se pasa demasiado por alto (y que, además, tiene un impacto BRUTAL en el motivo 2).

Si hay algo de lo que peca la mayoría de la gente así a lo grande es de ir todo el día estresada, crónicamente estresada quiero decir.

¿El estrés es «malo»?

Ni bueno ni malo.

El estrés es estrés y, como estímulo, es necesario.

Siempre estrés elevado: chungo (y mucho más cuando no tiene una «salida» física, una expresión de movimiento, aunque esto es más complejo y no lo voy a desarrollar…).

Entonces…

No sabes la cantidad de personas (y quizá seas una de ellas) que se exigen tanto, pero tanto tanto tanto que, además de llevar una vida con bebés y/o de alta demanda, añaden todavía más y más exigencia a base de machacarse, de exprimirse con lo de «hacer ejercicio».

Y como tiene buena fama y es muy necesario y hasta un «deber», se autoconvencen de que es lo que les conviene, que les va muy bien, que les está salvando…

…cuando internamente, corporalmente, les está drenando más y más.

Esto es algo importante a tener en cuenta.

Un buen motivo para replantearse ciertas cuestiones.

Yo, al menos en este momento de mi vida, lo que menos necesito es sumar y multiplicar la exigencia que ya me viene dada de base.

Y no solo eso…

MOTIVO 2

Vida con bebé + cría de 5 + todo lo demás = estrés por un tubo. Absurdo añadir más estrés. Partimos de aquí.

Bien.

En líneas generales, ya sabes desde el primer capítulo que la propuesta de practicar movimiento (en lugar de «hacer ejercicio»), más allá de lo que implica para el cuerpo moderno empobrecido mecánicamente hablando, lo que más estimula es la cabeza.

Pero no la cabeza como cabeza, ojo.

La cabeza como parte integrada en el cuerpo.

Es decir, practicar movimiento (esto está sobre todo detallado en el capítulo 6) representa estar en constante contacto y recontacto con el cuerpo (el vehículo de la conciencia) y explorarlo, investigarlo, alimentarlo, estimularlo.

Si te paras a meditarlo un momento, en definitiva: vivir consciente e intensamente.

Pero no intensamente de la intensidad a la que estamos acostumbrados, la de la cantidad y los números.

Intenso de profundo, de que te lo estás tomando en serio y, para más inri, dadas las circunstancias de nuestra (in)cultura de movimiento, totalmente en contra de la corriente generalizada, en un escenario absolutamente hostil. De momento, si practicas movimiento, te mueves a contracorriente.

Así pues…

…si no lo mimas, si no lo atiendes, si no lo mantienes a raya…

…esto puede cansarte mucho más de lo cansado que quizás, y solo quizás, puedas vivir de base.

Al final, toda esta historia gira en torno a aprender más sobre uno mismo y la vida, adaptarse y transformarse, evolucionar como persona, algo que requiere de una demanda energética diremos que notable.

¡Pero!

¡¡Es que, además…!!

El cuerpo, si te pones en plan «académico», y te diría que el ser, si te mola el rollo místico, APRENDEN, SE ADAPTAN y SE TRANSFORMAN mejor cuando se encuentran DESCANSADOS, en plenas facultades.

*De hecho, si queremos ser más precisos, estos procesos ocurren DURANTE EL DESCANSO, cuando dormimos, y no en el momento preciso del estímulo «que cansa».

Sé que estas últimas líneas han podido quedar algo espesas. Insisto en que esto es un blog, no un proyecto de final de carrera. Se puede releer para seguir auto-indagando. Yo lo hago a menudo.

Así que para no liar la madeja, cerraré con un consejo de «experto» que nadie me ha pedido, un principio que me acompaña todos los días en mi práctica de movimiento por todo lo que he explicado, y tú con él haces lo que quieras:

NO TE CANSES (DE MÁS)

MANTENTE LO MÁS FRESCO POSIBLE

Le sacarás más jugo a tu práctica de movimiento y, además, podrás seguir disfrutando de ella de una manera tolerable y sostenible en el tiempo.

…CON UNA EXCEPCIÓN…

¿Qué excepción?

La excepción de cansarte consciente y deliberadamente… de vez en cuando, esporádicamente.

El cuerpo como cuerpo, como carne, como fisiología tiene sus necesidades.

La necesidad de pasar por ahí, de fatigarse, de estresarse de manera extrema TAMBIÉN.

¿O acaso no hablábamos de movimiento rico, diverso, variable, caótico?

Esta posibilidad también debe cubrirse.

Ahora, dadas las circunstancias que hemos visto, pues eso:

De manera consciente, calculada, moderada (no de moderación, sino de que tú la estás moderando como moderador de tu práctica, y no un dictamen externo de «tienes que hacer un HIIT dos veces por semanas para movilizar tu grasa parda…» y otras bobadas).

¿En mi práctica?, preguntas.

Me canso deliberadamente.

Una vez a la semana, hacia el fin de semana, asegurándome de descansar muy pero que muy bien en las 24 horas posteriores.

Y nada de hiits, hoots, huuts.

¿Cómo lo hago?

Haciendo lo de siempre: practicando movimiento, aunque esta vez más exigente, extenuante, aumentando la intensidad, el volumen, la carga de lo que practique.

Ni que hubiera que estudiar ciencias de la actividad física para saber esto…

Y comparado con toooooooda mi práctica semanal, pues eso… excepcionalmente.

—Rober, pero es que a mí precisamente machacarme me va bien para desconectar del trabajo, desestresarme y eso…

Ya lo sé. Te creo. Y lo entiendo.

No estoy hablando de eso, de «parchear» el estrés solamente mental para ir tirando, para sobrellevarlo.

No es solo el estrés de la cabeza. Es el del cuerpo que, por cierto, arrastra implícito al de la cabeza.

Es decir, puede que te esté funcionando como estrategia para salir de tu cabeza y «desestresarte» temporalmente en este sentido.

También te funcionaría practicar movimiento sin buscar (ni necesitar) la fatiga, la extenuación, el exprimir el cuerpo.

Fíjate, entonces, en que lo más probable es que hayas alcanzado un punto de dependencia en que no sea el movimiento lo que te desestrese, sino que sea la intensidad lo que consiga disimularlo.

Y cuanto más se adapta tu mente a una dosis X, más dosis necesitas… de intensidad.

Cada vez más intensidad y necesidad de machaque para desestresarte mentalmente.

Claro, el cuerpo, por su lado, no tiene una capacidad de adaptación infinita.

Puede estar sirviéndote para la cabeza pero… Dos preguntas:

  1. ¿Cuańto tiempo resistirá el cuerpo?
  2. ¿Qué círculo aparentemente virtuoso pero definitivamente vicioso estás pro-moviendo?

El próximo capítulo, el penúltimo, estará dedicado a la parte más bonita de mi práctica.

Intuyo que también podría serlo de la tuya.

De momento, si tienes cualquier duda que quieras que responda, déjala en los comentarios (según las bases del proyecto).

Notificaré mis respuestas en público y por correo —si quieres estar al tanto, suscríbete a mi lista de correo aquí.

Rober Sánchez

6 comentarios sobre “(7) El ingrediente secreto indispensable

  1. Probablemente el capítulo que más resuene en la sociedad, no exigirse más de lo que ya uno se exige implícitamente por nuestro contexto y nuestra historia.

    Difícil salir de ahí porque desde pequeños se nos exige rendir, ser mejores, para servir a una sociedad que jamás piensa en ti.

    Finalmente acaba todo el mundo quemado, sin escucharse, sin salud, y realizando intentos para realizar lo que la sociedad considera salud, estipulada por un yo que se qué.

    Felicidades Rober, gracias a tus reflexiones se sale de ese bucle del Día de la Marmota que tanto mencionas.

    1. Creo que el «problema» reside no tanto en la exigencia, sino en el foco de la exigencia porque, al menos en gran parte, la mayoría de las personas no se «exigen» nada de nada en términos de movimiento.

      Ahora bien, los que sí se mueven, como continúan bajo el mismo «sistema operativo exigente», lo hacen en forma de «ejercicio»… ¿exigente? Jaja.

      Parecen dos polos opuestos pero, en el fondo, esconden lo mismo.

  2. Hola Rober,

    Me encanta cómo estás desarrollando este proyecto. De hecho, me siento identificada con muchas de las cosas que mencionas.

    Entre ellas «en un escenario absolutamente hostil. De momento, si practicas movimiento, te mueves a contracorriente.».

    Actualmente ya me siento bastante a contracorriente del mundo en general. Cantidad de amigos y gente cercana que se sorprenden por cosas que hago. A veces doy explicaciones, a veces no. Total, cuando doy explicaciones no me siento comprendida…

    Para mí, sin duda, esta es una de las cosas más difíciles. Y es que, aunque el ser humano es social por naturaleza, me siento muy sola en estos temas.

    Viva internet ! Qué me permite conocer cosas que no veo en mis alrededores.

    1. Mucho que rascar en tu comentario, Yolanda.

      Por si te sirve de algo…. Yo, en su momento, también me sentí y solo. Incluso, debo reconocer, a veces me pasa. En mi experiencia, esto no es más que el ego separándose del resto del mundo, un lugar un tanto «peligroso» desde el que moverse.

      En el fondo, nos movamos como nos movamos, no somos tan distintos. Todos buscamos más o menos lo mismo. Solo que la vida nos ha llevado por distintos caminos, contamos con diferentes recursos, herramientas, biografías.

      Si uno se da cuenta de esto, ya no se siente tan separado… Ni tan «especial»! Jajajaja!

      Y luego, bueno, pues cada cual con su camino, aquí estamos para ir encontrándonos 😉

  3. Genial Rober, esto creo que es de lo más dificil, pero fundamental para mantener toda la práctica.

    Gracias y enhorabuena por el proyecto

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