La confusión todavía predomina entre la mayoría.
Y entro en un box o un gimnasio, o chafardeo una página web o un perfil de Instagram, y sigo viendo y escuchando algo parecido a «así trabajamos la movilidad de…».
Y de trabajar la movilidad nada de nada.
Y luego caemos en la trampa de que «soy un tronco; nunca ganaré movilidad» o «esto no funciona – me frusto – paso de estas tonterías».
Pero es que haciendo las cosas así nunca vas a ganar movilidad.
Porque eso que acabas de hacer son solo unas pocas movilizaciones, que tienen su utilidad, sí, pero para otra cosa.
Lectura recomendada: Movilización vs. Movilidad
Partiremos de una premisa clave (extraída del artículo que acabo de enlazar):
«No se trata de que un movimiento o ejercicio X pueda catalogarse como ejercicio de movilización o movilidad por sí mismo.
Lo que distingue que un ejercicio pueda clasificarse como trabajo de movilización o de movilidad es el contexto y el propósito de la persona que lo realiza en un momento dado concreto.
Para dos personas distintas, un mismo ejercicio puede representar o bien una movilización articular o bien un trabajo de movilidad.
Y para una misma persona, un mismo ejercicio puede representar cualquiera de los dos tipos de trabajo dependiendo de cómo lo está ejecutando (velocidad, intensidad, pausas, etc.).»
PARA QUÉ (Y PARA QUÉ NO) SIRVEN LAS MOVILIZACIONES ARTICULARES
Si comprendes estos matices y principios, y los tienes en cuenta en tus entrenamientos, rutinas y día a día, en el caso de que integres el movimiento en lo cotidiano, podrás afinar más qué estás haciendo y cómo lo estás haciendo según tus condiciones individuales, tus necesidades y tus expectativas.
Y alinear tu actividad física y todo lo que implica (tiempo, energía, motivación) con tu propósito consciente individual, TU PARA QUÉ.
Moverte y entrenar con cabeza.
Práctica recomendada: Rutina de activación y movilización escapular
Centrándonos en las movilizaciones articulares, y aprovechando para remarcar más la diferencia respecto al trabajo de movilidad, ten siempre presente que las movilizaciones sirven para:
1. Enchufar, conectar, cablear los circuitos que viajan desde tu cerebro hacia tus articulaciones para poder controlarlas en los patrones que practiques y en la intensidad específica en que los ejecutes, generalmente moderada.
2. Estimular, lubricar, aumentar la circulación alrededor (y «dentro») de tus articulaciones para mantenerlas despiertas, vivas, o prepararlas mejor de cara a un entrenamiento y facilitar su recuperación post-esfuerzo.
Por eso las movilizaciones articulares son útiles como:
· Ejercicios de calentamiento, activación o vuelta a la calma.
· Ejercicios de interrupción de sedentarismo, como píldoras de movimiento integrado.
· Práctica de base para cualquiera que se inicia en este universo, con el fin de consolidar los cimientos de la movilidad articular, empezar a desarrollar su conciencia corporal y potenciar su control motor antes de trabajar en cosas más exigentes y complejas.
Y por eso también puedes deducir que, a no ser que estés muy pero que muy pez, no sirven para ganar movilidad, porque para conseguirlo sobre todo vas a tener que trabajar a una intensidad más alta y aplicando ciertos matices de control en los extremos del rango articular de manera intencionada.
De hecho, esto es algo que al mismo tiempo repercutirá en la frecuencia de ambos tipos de práctica.
Profundiza: lee Cómo ganar movilidad con estiramientos dinámicos. Caso práctico: isquios y cadera
La idea es que movilizarte puedas hacerlo a diario sin ningún problema.
Es más, las rutinas de movilización integradas en el día a día son la mejor herramienta de movimiento para combatir la «muerte por sedentarismo» de tus articulaciones e interrumpir episodios prolongados de estatismo, ya que puedes realizarlas en cualquier momento y lugar, y no necesitas de ningún tipo de material.
En cambio, un trabajo de movilidad bien hecho, a propósito y con propósito, no suele tolerarse más que dos o tres veces por semana (en realidad, es algo así como un «entrenamiento de fuerza en los extremos del rango de movimiento de tus articulaciones», y como tal va a requerir de una planificación y programación adecuadas, y sobre todo descanso entre sesiones para poder recuperarte y adaptarte con ganancias).
Con todo, si quieres lubricar, refrescar, despertar, activar, desentumecer tus articulaciones y asentar las bases de la movilidad, tanto a nivel de control motor como circulatorio (¡que es algo tremendamente importante!), las movilizaciones articulares son tus herramientas.
Si quieres ganar movilidad, no lo son.
Y si alguien te propone un «entrenamiento de movilidad» que consiste en menear un poco tus articulaciones, moverlas de aquí y para allá, aunque sea a base de movements o flows chachipirulis, sin prestar especial atención a la intensidad y lo que ocurre en los extremos del rango articular… pues, seguro que de forma insconsciente, te está mintiendo.
Ahora ya lo sabes.
Moverse está bien.
Moverse con cabeza es mejor.
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