Pongámonos en situación.
Supondremos que partes de un nivel de flexibilidad y movilidad X, cualquiera que sea.
Si quieres ganar más movilidad, obviamente, vas a tener que hacer algunos estiramientos. Si son activos y dinámicos mejorarás tu movilidad mucho más rápido y de forma más eficiente, eficaz y segura que si son pasivos y estáticos.
Lo vimos sobradamente en Cómo mejorar tu movilidad con estiramientos dinámicos. Caso práctico: isquios y cadera
A partir de ahí, como llevas (probablemente mucho) tiempo dedicado al trabajo y desarrollo de la movilidad, puedes haber perdido algo de perspectiva y llegado a creer que para mantener y seguir gozando de esa movilidad tienes que seguir haciendo los mismos estiramientos, ejercicios, protocolos, rutinas o lo que sea.
Pues no.
Es un mito, una leyenda, una creencia que va a robarte muchísimo tiempo.
Nada necesario, ni mucho menos.
CÓMO MANTENER TU FLEXIBILIDAD Y MOVILIDAD SIN HACER ESTIRAMIENTOS
Puedes mantener tus niveles de movilidad sin entrenarla per se, sin hacer ni un solo estiramiento propiamente dicho.
Has dejado de tener en cuenta dos cosas fundamentales:
- La movilidad se pierde antes de ganarla. Son tu estilo de vida y tus elecciones de movimiento —y no movimiento— las que han limitado a lo largo de los años tu accesibilidad a ciertos rangos. Antes de plantearte cómo ganar movilidad, deberías pensar en cómo la perdiste y en cómo no perderla.
- La movilidad, como cualquier atributo de la fisicalidad, es específica y proporcional al uso que se le da. Use it or lose it, dicen. Úsala o piérdela. Cuestión de economía, como todo.
Entonces, si comprendes y has pensado y experimentado —las dos cosas— en torno a todos estos principios, la respuesta genérica es muy obvia.
¿Cómo mantener tu flexibilidad y movilidad sin hacer estiramientos?
¡Usándolas!
Y es que es muy lógico.
A ver… Esto del entrenamiento y los estiramientos y tal es un invento muy reciente, antinatural.
Contextuálizalo para enterarte de la película. Lee Hacer ejercicio es antinatural y Movimiento natural vs. movimiento cultural.
Nuestros ancestros, por ejemplo, jamás hicieron estiramientos ni programas para alcanzar tal o cual rango de movilidad. El movimiento característico de sus quehaceres diarios eran lo que mantenía sus capacidades de moverse en rangos tan amplios como su propia vida estimulase y requiriese, entre ellas su movilidad natural.
Sea más natural o más cultural la movilidad que tú pretendas tener y mantener, la estrategia para conseguirlo sin trabajarla directamente es exactamente la misma: dándole un sentido de movimiento, para el movimiento y en movimiento.
Y así, tú mismo podrías deducir las tres estrategias para mantenerla sin hacer estiramientos:
1. INTEGRA TU MOVILIDAD EN EL DÍA A DÍA
Usa tu movilidad durante el día, integrada en tu actividad física cotidiana.
Tres hábitos fundamentales a practicar en este sentido:
a. Lubrica, despierta, refresca, espabila tus articulaciones a menudo. Practica breves y sencillas rutinas de movilización, que no te lleven más de cinco minutos. Utilízalas como píldoras de movimiento para interrumpir los habituales y largos episodios de sedentarismo de tu vida.
Un ejemplo: Rutina básica de movilización escapular
b. Pasa tiempo cerca del suelo, agachado o sentado, y muévete por ahí abajo. Cuidado. No cometas el error típico de los Homo binarius y diversifica todo lo que puedas tus posiciones.
Tienes un montón de ideas prácticas en El peor error al practicar la sentadillas y otras 8 posiciones básicas de descanso.
c. Cuélgate y suspéndete a menudo, estático y en movimiento.
Puedes integrar en cualquier momento los hábitos que compartí en Las 4 capacidades básicas de la movilidad natural de hombros.
2. INTEGRA TU MOVILIDAD EN TU ENTRENAMIENTO DE FUERZA
Mientras tu movilidad puede estar perfectamente integrada en lo cotidiano, especialmente si optas por conformarte (muy lícitamente) en el nivel de la movilidad natural, es mucho más complicado conseguir integrar los estímulos de fuerza y vigor que tu cuerpo necesita fisiológica y globalmente, como nutriente no solo para tu “cuerpo mecánico”, sino para el resto de sistemas y funciones —metabólicas, endocrinas, digestivas, neurológicas o incluso psicológicas.
El entrenamiento intencionado (no integrado) de la fuerza es prácticamente inevitable e indiscutiblemente necesario.
¿Por qué no aprovechar esas sesiones, esos momentos dedicados intencionadamente al trabajo de la fuerza para integrar en ellos el uso de tus rangos de movilidad disponibles?
Matarías más de dos pájaros de un tiro.
¿Cómo hacerlo?
Implementa en paralelo estos dos procedimientos:
- Siempre siempre siempre muévete en el máximo rango posible, sea cual sea el ejercicio de fuerza que estés ejecutando, haciendo especial hincapié en los extremos del recorrido del ejercicio en cuestión.
- Cuando plantees (por sensaciones) y programes concienzudamente tu entrenamiento de fuerza, escoge los ejercicios y patrones de movimiento que impliquen rangos de recorrido más amplios posible.
Profundizamos en estos dos aspectos en la lección 16 del training gratuito CALISTENIA BÁSICA.
(Aquí un ejemplo de máximo recorrido en un par de «ejercicios de fuerza», algo relativo y subjetivo para el individuo que lo ejecuta y su contexto personal, como siempre. ¿Para qué querría este tipo trabajar su movilidad a nivel de la dorsiflexión de tobillo, los flexores de cadera o la musculatura anterior del pecho y el hombro, por ejemplo? No lo necesita. Lo está integrando en su entrenamiento de fuerza)
3. INTEGRA TU MOVILIDAD EN DISTINTAS DISCIPLINAS QUE PRACTIQUES INTENCIONADAMENTE
Si la vida cotidiana no da para más en lo referente al estímulo de la fuerza a nivel «analítico» y simple —de ahí que tengas que entrenarla sí o sí de forma intencionada—, tampoco lo hace para la conciencia corporal, la coordinación, el equilibrio, el ritmo, la capacidad de reacción, la memoria gestual, la fluidez… En fin, cualquier atributo que tenga que ver con la diversidad y complejidad de movimiento desde un punto de vista global y sistémico.
Una vez más, da lo mismo si lo que practicas es más natural o más cultural. En cualquier caso, a la hora de escoger la disciplina, deporte o lo que sea que quieras practicar como movimiento intencionado, intenta ser inteligente y optar por una actividad que estimule tu movilidad articular de forma enmascarada.
En este sentido, mi recomendación, como es lógico, es que esa actividad se caracterice por todos los atributos que acabo de mencionar o, aplicando la vía negativa, que dicha actividad no consista en movimientos cortos de recorrido, simples, repetitivos, previsibles, constantes en cadencia, facilones en gesto, robóticos o automatizados.
(Acabo de darme cuenta de que he definido el fitness a la perfección).
¿Ejemplos concretos? Método Natural, Parkour, escalada, danza, circo, gimnasia, artes marciales.
Movilidad integrada a tutiplén.
(Así suelo integrar yo la movilidad enmascarada en una disciplina, entre otras tantas. No tiene por qué ser la tuya. No tienes por qué hacerlo igual. Es solo un ejemplo)
INTEGRAR, INTEGRAR, INTEGRAR
Es decir, integrar al cubo.
Esa es la manera de mantener tu flexibilidad y movilidad sin hacer ni un solo estiramiento.
Como todos los animales.
Como nuestros antepasados.
Aunque también puedes seguir estirando y trabajar analíticamente tu movilidad por los siglos de los siglos, por qué no.
La pregunta final siempre es la misma: ¿para qué quieres ser tan flexible y tan móvil si no vas a usar tu flexibilidad y movilidad, si no te vas a mover?
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